.png)
Empezaré por algo irrelevante: el otro día recibimos una llamada automatizada, con una voz pregrabada, invitando a votar por
William Vinasco, el controvertido comentarista deportivo, ahora candidato a la
Alcaldía de Bogotá en las elecciones del día de hoy. No me gusta la publicidad en general. No me gusta que llamen a la casa desconocidos, así sea una computadora, ni mucho menos para una publicidad política, venga de donde venga. Desconozco si tal estrategia electoral es efectiva con otro tipo de personas. Para decirlo claro: se trata de
spam telefónico, es decir, basura electrónica.
Si hubo algún gran acierto en la pésima administración del ex presidente colombiano
César Gaviria Trujillo, ese fue el tarjetón electoral, aunque
Gaviria nunca fue un digno sucesor del caudillo liberal
Luis Carlos Galán Sarmiento. La basura de los voticos por toneladas, el lamentable espectáculo de harina y huevos para
"celebrar la democracia", junto a otros desafueros carnavalescos e indignos de unas elecciones de una nación, afortunadamente son cosa del pasado. Y se redujeron las posibilidades de alterar ilegalmente el resultado de unas elecciones drásticamente, aunque aún hay graves denuncias en ese sentido. Pero el país ha mejorado mucho en sus sistemas electorales.
Hoy por hoy, para hacer trampa en las elecciones, se acuden a métodos más modernos y sutiles, como la imagenología, y con frecuencia también la
guerra sucia mediante el desprestigio moral del candidato opositor, de acuerdo a veladas y mutuas denuncias de los dos candidatos más opcionados. De esta manera, muchas veces las campañas se enfocan más en demostrar por qué el otro candidato no es idóneo para ocupar el cargo, en vez de enfocarse en sus propias virtudes para justificar la aspiración política de cada uno. Nada novedoso. También se presta mucha atención al
"cómo se dice", incluso por encima del
"qué se dice". Y por supuesto, la eterna fórmula de hacer promesas destinadas al fracaso.
No soy publicista, pero estoy seguro de que la campaña de
Samuel Moreno estuvo mucho mejor financiada y asesorada que la del ex alcalde
Enrique Peñalosa. Pero además no tuvo desertores, a diferencia de la campaña de
Peñalosa, quien a pesar de ser un candidato oficialmente independiente, recibió un supuesto respaldo de la mayoría de políticos colombianos, hasta de las huestes oficialistas del
Partido Liberal -
opositor del gobierno central-, además de los uribistas, claro está. Pero el respaldo fue deficiente, y muchos políticos se voltearon a favor de
Moreno con el transcurrir de las encuestas. Además
Peñalosa cometió el error estratégico y fatal de creerse campeón por anticipado, llegando al extremo de negarse a participar en debates con candidatos sin opciones reales de llegar al poder para
"no perder tiempo". Los medios en ese momento lo presentaron como un candidato engreído, elitista y poco democrático. Y las
encuestas electorales empezaron a favorecer a
Moreno.
Luego
Samuel Moreno también la embarra. Promete hacer el metro en
Bogotá. Debo decir, que siempre he creído que
Bogotá necesita un metro, y que tal decisión por sí misma no es errada. Lo errado es no poder decir con claridad, cómo se financiaría ese sistema de transporte. El gobierno central dice que no hay plata para eso.
Moreno podría haber demostrado liderazgo, y quizás enfocar el debate en que el gobierno central debería destinar más recursos económicos a la capital, como se hizo en su momento cuando se construyó el metro de la ciudad de
Medellín. Pero eso hubiera implicado discutir con el gobierno, debatir, desgastar su imagen ganadora. Después de todo, la indecisión con respecto a quién debería ser el próximo alcalde, no afecta la popularidad del presidente colombiano, pero a él sí. A esta hora no existe una sola propuesta realista al respecto de cómo se va a pagar el metro por parte de
Moreno. Por cierto, pareciera que todos los debates se centraron en si metro sí, o metro no,
aunque hay otros aspectos tanto o más importantes.
Esa innegable verdad fue tomada por parte de
Peñalosa como su
"caballito de pelea". Tamaña equivocación. No porque no sea cierto, sino porque
Peñalosa dio la impresión al público de que evitaba dar explicaciones sobre las tremendas y graves fallas de su propio sistema de buses articulados bogotano llamado
Transmilenio. A la mayoría de bogotanos nos encantaba este transporte, en sus inicios, cuando no era una lata de sardinas. Cuando no había atracos. Cuando no había que esperar incluso por horas, que llegara un maloliente bus. El sistema colapsó, y
Peñalosa no dio explicaciones al respecto.
Moreno hubiera podido utilizar este hecho a su favor en los debates, pero casi no lo hizo. ¿Por qué? Cuestión de psicología publicitaria. Los electores perciben como persona negativa a quien ataca constantemente, y
Moreno es un hábil interlocutor y lo puso a funcionar a su favor. Dicho fenómeno se registró en todos los debates. Y la verdad sea dicha,
Peñalosa no hizo una sola promesa de campaña que sonara atractiva. Si su intención era no hacer falsas promesas, en realidad dio la impresión de que el suyo sería un gobierno estable, que quizás mejoraría la infraestructura ya existente, pero sin cambios positivos sustanciales. Proyectó una imagen de pesimismo realista, y
Moreno en cambio proyectó una imagen de positivismo surrealista.
Ahora bien. Si uno leyera las propuestas de gobierno de uno y otro, sin duda alguna la de
Peñalosa es más elaborada y está mejor estructurada. Mucho mejor. Y sin embargo, aunque éste, el llamado
"plan de gobierno", debiera ser el criterio principal para elegir, y no la forma de sonreír, o la habilidad para el discurso, casi nadie se fija en eso, ni en
Washington DC (USA) ni en
Pitalito (Huila-Colombia). Siendo así el carisma una cualidad de la que
Peñalosa carece por completo. ¿Y quién(es) lee(mos) las propuestas concretas? O mejor dicho, ¿qué porcentaje de electores deciden su voto por el plan de gobierno, y cuántos por sus impresiones mediáticas al ver a los candidatos enfrentados en TV? Con toda seguridad, al menos el 90% que vota, se basa en esos debates televisivos. El 10% restante de acuerdo a su filiación ideológica (izquierda o derecha), y estuvo. Por eso la mayoría de los electores que llevaron al poder al actual presidente de
Colombia,
Álvaro Uribe Vélez -
un estadista de derecha-, son los mismos que eligieron a
Luis Eduardo Garzón, el actual alcalde de
Bogotá -
de izquierda-.
Los uribistas asumen erradamente, que los múltiples guiños presidenciales favoreciendo a
Peñalosa podrían asegurarles el poder en
Bogotá y otras regiones. Y el partido del
Polo Democrático -
de izquierda-, cree que si sus políticos renuevan su estancia en el poder en la capital el día de hoy,
llegarán al poder presidencial en el 2010. ¡Bájense de esa nube! De cualquier manera, en un país hastiado por la guerra y la violencia de la guerrilla, y demás grupos armados ilegales, algo de optimismo para sus habitantes no viene mal. Es importante hacerle saber y sentir al ciudadano, que es posible tener un mejor futuro. Que las proyecciones macroeconómicas de crecimiento continuo, no son sólo para el beneficio de las clases sociales más privilegiadas, a la vez que crear riqueza de manera honesta, crear un capital propio sin delinquir, y prosperar sin tener que emigrar a otro país, no es una utopía.
La mayoría de bogotanos consideran innegable que
Enrique Peñalosa fue un muy buen alcalde, a pesar de todo. Yo me encuentro entre ellos. Pero sus propuestas para este periodo específicamente fueron muy pobres y austeras, y no fue honesto ni frentero a la hora de admitir y explicar los fracasos multimillonarios de sus losas de cemento defectuosas en las vías de su sistema de transporte, y dijo burradas como las de que los metros no eran sistemas efectivos de transporte, por lo que en el mundo entero estaban
"copiando su gran idea" de los buses articulados con carriles exclusivos. Mejor dicho, habitantes de
Nueva York, Berlin, París, Londres, Moscú: tumben esa porquería de trenes subterráneos, y pongan buses rojos en la
Plaza Roja de Moscú, en los
Campos Elíseos de París, en
Trafalgar Square en Londres, en
Manhattan... ¡Ah! Y no se les olviden las ciclorrutas pegadas a los paraderos. Preferiblemente que pasen a medio metro de las boutiques de
5th Avenue y de la
Bolsa de Nueva York, para
"embellecer la ciudad" *.
Las ideas de
Enrique Peñalosa: pesimistas, aburridas, y casi desesperanzadoras.
Samuel Moreno en cambio nos prometió el
"oro y el morro", pensando que quizás pueda evadir el juicio de la historia, cuando muchas de sus promesas se queden en el tintero -
otra razón por la que el Polo no llegará al poder en el 2010-. Bien podría hundir
Moreno a su partido en el desprestigio total, a no ser que contraten más asesores publicitarios. Porque los de
Peñalosa si que eran pésimos, hay que decirlo. Aún así, los bogotanos eligirán a
Samuel Moreno como alcalde, ténganlo por seguro. Y no me atrevo a juzgarlos por eso, pues como ya decía, la gente necesita soñar con un futuro mejor, y no con la idea de que todo va a seguir igual, incluyendo esa inmundicia de sistema de transporte capitalino, que ya colpasó, aunque
Peñalosa pretenda lo contrario. Y a pesar de que el ex alcalde de origen lituano,
Antanas Mockus, diga que aún hay
"tiempo de arrepentirse".
Por mi parte votaré por el que considero es el único candidato digno, en mi humilde opinión. No hace falsas promesas, pero tampoco nos arranca la esperanza, y es lo suficientemente elegante para no mandar basura electrónica a mi casa. Se trata de
Antonio Galán, ese sí un hombre digno del apellido de su hermano
Luis Carlos Galán, y de su herencia política. Despreciado o ignorado por los medios
"más serios", por
Peñalosa, por su propio partido -
liberal-, tiene una impecable hoja de vida como servidor público. Pero no va a ganar, porque no promete lo que no puede cumplir, ni da tajada. Es impopular, como la mayoría de hombres y mujeres honestos del país. Pero no permitiré que alguien me diga -
con razón-, que
"con qué derecho desprotico de Moreno o Peñalosa, si no fui a votar". Me reservo el derecho moral a criticarlos hasta el cansancio. Y para eso no queda otra salida que ir a votar. He ahí la respuesta a mi cuestión.
*En estas ciudades el sistema de buses (articulados o no), tranvías y demás alimenta al sistema del metro, de ahí el término
"sistema integrado de transporte".
ACTUALIZACIÓN 15+15: A 45 minutos de cerrarse las mesas de votación, un inclemente aguacero acompañado por tormentas eléctricas podría elevar el abstencionismo. En el puesto de votación de
EL NOGAL (norte de Bogotá) hubo un afluencia normal del público durante un breve periodo de media hora durante el cual escampó. A esta hora llueve fuertemente de nuevo. Y según reportes del periódico
EL TIEMPO y también de la revista
SEMANA, la situación es similar en toda la región central andina de
Colombia.
ACTUALIZACIÓN 17+00: Va ganando
Moreno con un 50% más de votos que
Peñalosa, aproximadamente. Pueden consultar los resultados en línea y tiempo real en la página de la
REGISTRADURÍA NACIONAL, cuyos datos se actualizan automáticamente minuto a minuto. La tendencia se mantiene ya en varios boletines. 30,95% mesas escrutadas a las 17+00. SAMUEL MORENO ROJAS (POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO) con 234,846 votos; 42.10%; ENRIQUE PEÑALOSA LONDOÑO (PEÑALOSA ALCALDE) con 165,634 votos; 29.69%. Excelente el trabajo de las autoridades electorales, así como el de la fuerza pública a cargo de garantizar la paz en estas elecciones.