lunes, abril 10, 2006

Dándole duro a Jorge E. Botero

En los últimos días se ha dado un interesante debate alrededor del famoso libro del periodista Jorge Enrique Botero, que trata sobre el supuesto nacimiento en cautiverio de un hijo de Clara Rojas.
Por primera vez en mucho tiempo, afloran críticas sobre ética periodística a partir de los mismos protagonistas de la opinión nacional, y los medios de Colombia se cuestionan a partir de si mismos, de forma pública.

El OIMC se solidariza con los secuestrados y sus familiares, y también rechaza la explotación amarillista del dolor humano, bien sea con el fin de lograr un objetivo económico, político o simplemente egocéntrico.


La periodista MARÍA ELVIRA SAMPER de CAMBIO, por ejemplo, dio en el clavo cuando abordó el dilema de publicar las intimidades de Clara Rojas a partir del concepto del derecho a la intimidad:

“La publicación de Jorge E. Botero sobre Clara Rojas sólo alimenta el morbo nacional. Me parece sospechoso que haya soltado la noticia como avance del libro a punto de salir al mercado.(..) Triste episodio que salpica y pone en tela de juicio el trabajo de los periodistas.”

La columna de Héctor Abad Faciolince en SEMANA por su parte, abordó el tema de manera similar, aunque hizo más énfasis en el deber ser de la veracidad de los hechos. La indignación de Faciolince se basa en lo que considera la conversión y adaptación de los hechos a un libreto melodramático, o algo así:

“Pero una crónica no puede permitirse la libertad frente a los hechos que tiene una novela.(..) No hay respeto por la profesión del periodismo, ni por los lectores, ni por un tema serio y urgente como el del intercambio humanitario. Si al menos para eso sirviera este libro; pero ni siquiera, pues todo se disolverá en morbo y en chismes de peluquería, sin compasión por las verdaderas víctimas: las secuestradas, bien sea que hayan tenido niños o no."

¿No hay mal que por bien no venga?
La falta de profesionalismo, y valga decir, de humanismo de Botero, deja lecciones amargas. Nadie podría haberlo descrito mejor que María Elvira Samper y Héctor Abad Faciolince. Es poco lo que el OIMC tiene para agregar a este episodio de ficción amarillista.
Botero sin embargo tuvo algunos logros importantes, sin quererlo claro está. PRIMERO El país se acordó de que Ingrid Betancourt no es la única secuestrada del país, ni mucho menos, la secuestrada “VIP”. Botero logró poner al país a discutir sobre otras personas, cuyas vidas son igualmente importantes. SEMANA publicó un artículo de portada muy desgarrador sobre la madre de Clara Rojas, en el que ella afirmaba que de ser cierto todo esto, quería tener a su nieto en sus brazos. La gran pregunta es: ¿Hubiera publicado SEMANA dicho artículo, si no fuera por la “chiva” del libro de Jorge E. Botero? ¿No son dichos artículos de portada, los que “inducen” al consumidor a comprar la revista? Esto no es para cuestionar a Faciolince, sino al comité editorial de SEMANA. SEGUNDO El problema no es tanto que Botero publique o no intimidades de los secuestrados, como señala María Elvira Samper, sino que éstas crónicas, por la forma y el morbo como están descritas, atentan contra la dignidad humana. En entrevista para el canal RCN, justificándose a si mismo, Botero afirmó con razón que el país no debía olvidarse del drama de los secuestrados y sus familias, e insinuaba que el país y el estado tenían una especie de deuda o deber moral con estas víctimas, para estimular un eventual intercambio humanitario. Pero como bien lo reseñaron Samper y Faciolince, en otras palabras, “el fin no justifica los medios…, de comunicación”. Nótese el doble sentido del dicho. No sólo no fue ético, por su manera de presentar los hechos, sino que no contaba con el aval moral de la familia de Rojas. Aumentó la angustia de sus familiares, y de paso, no fue muy caballeroso ni elegante al revelar datos íntimos de la secuestrada, sin contar con el permiso de ella. TERCERO ¿Recuerdan el caso del niño balsero de Cuba, llamado Elián González, que se convirtió en un botín político de la revolución cubana? Pues Tirofijo ya reclamó la “mitad” del recién nacido, por haber nacido en “territorio revolucionario”. Es decir, la “patria potestad” del bebé, es ahora del padre guerrillero. ¿En qué beneficia esto a Clara Rojas y a su hijo? De nuevo te pifiaste, Botero. CUARTO ¿Por qué tan callados los columnistas de opinión de EL TIEMPO y EL ESPECTADOR, con respecto a este episodio periodístico? QUINTO Existe un paralelo “asombroso” entre Botero y el candidato presidencial Álvaro Leyva, en el sentido de que todos sus “potenciales logros profesionales” se basan en sus “buenos contactos” dentro de la guerrilla, y no en su idoneidad profesional. SEXTO ¿Cuántos libros venderá Botero finalmente? Si. Criticamos a Botero, y luego a la primera oportunidad adquirimos su libro en la esquina del semáforo. Bueno, si al menos los pobres vendedores ambulantes logran mejorar sus ingresos vendiendo ediciones piratas, habrá valido la pena. SÉPTIMO ¿Qué semejanza y qué diferencia hay entre los periodistas sensacionalistas, y los protagonistas de un reality? Semejanza: ambos “están para las que sea”, con tal de llegar a la meta. Diferencia: La dignidad en juego es la de los participantes mismos del reality, pero en el caso de Botero, la de los secuestrados y sus familiares.

No hay comentarios.: