domingo, mayo 14, 2006
Subcomandante Marcos: líder mediático
Uno ve las entrevistas recientes de los medios de comunicación mexicanos al líder de la guerrilla zapatista, y lo primero que le viene a uno a la mente es la diferencia con la guerrilla sanguinaria y las autodefensas colombianas. Por eso es más difícil comerse el cuento de la revolución acá. Y sin embargo, parece un tipo convincente.
Un hombre sencillo, simpático, sin pretensiones, muy lejos del modelo de caudillo político que grita y gesticula a los cuatro vientos sus ideas revolucionarias del momento, para luego convertirse en un político más, que vomita promesas de esperanza, progreso y reconciliación, sin llevar nada a la realidad.
Pero además se trata de un vocero popular. Reclama los incumplimientos de su gobierno sobre lo pactado hace años. No atenta contra la vida de los civiles, no produce desplazamientos, y se presenta con toda frescura a los medios, y es capaz de decir que no le gustan los líderes de izquierda latinoamericanos. Hace unos meses ya había hecho lo propio, dirigiéndose a su nación desde el mismísimo congreso mexicano. Sin insultar a nadie, y de forma cordial, reprocha los arrebatos de Chávez por su lenguaje mesiánico y agresivo para con otros líderes políticos. Después hace otro tanto con Lula, Evo y Bachelet, pero esta vez desde el punto de vista más político o social. Y enfatiza que una solución política de izquierda, que excluye las clases populares, ni es de izquierda, ni es útil como modelo a su causa.
Más importantemente señala que, no existe un modelo político ideal, ni para Latinoamérica, ni mucho menos para México. Que dicho modelo debe construirse primero, y que debe ser concebido a partir del criterio de las clases populares mexicanas, y de acuerdo a sus necesidades intrínsecas. En últimas, insinúa que el poder debe residir en el pueblo, para el pueblo, y por el pueblo.
Difícil es, por no decir imposible, saber qué impacto ha tenido en la realidad política mexicana este líder revolucionario. Parece que está ahí, para al menos incomodar de vez en cuando a la clase política mexicana. Para recordarle que el TLC mexicano (ALCA, que llaman) aún no rinde frutos para una mayoría en la miseria, y que el sur de México, más lejano de su capital federal que Washington, seguirá haciendo sentir su voz. Añádase a lo anterior la simpatía pública y abierta de grupos de rock legendarios, como Maná y Molotov, y usted obtendrá a un líder de la futura nueva clase política mexicana.
Claro, así es como lo vemos desde Colombia. Los mexicanos lo conocerán mucho mejor. Pero un líder de esos, por acá en nuestra tierra, al menos traería esperanza. Una esperanza quizás tan sólo mediática, pero mucho mejor que la guerra fraticida y muerte que sufrimos los colombianos.
¡Que viva México, cabrones!
NOTA: Al final, con base a lo dicho por "Marcos", el cuento de la izquierda o la derecha, es trivial. Lo que importa es acabar con tanta miseria. ¿Usted qué opina?
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