lunes, febrero 02, 2009

El poder de uno (Editorial)

De vez en cuando en la vida surgen notables seres humanos, y que sin quererlo, se convierten en líderes de carne y hueso, en vez de vedettes de los medios, claro está. Aparentemente surgen de la nada, y desarrollan la capacidad de promover un cambio positivo para una comunidad de individuos como ellos, o incluso para el mundo entero. La lista de ciudadanos ejemplares es larga, y abarca múltiples aspectos de la complejidad de nuestro mundo. Me explico: uno piensa en la verdadera caridad y amor al prójimo sometidas a las más duras pruebas por ejemplo, y surge automáticamente el nombre de la albanesa Madre Teresa de Calcuta. Si se tratare de iniciativas por la paz mundial, sin duda alguna habría que pensar en el suizo Henri Dunant, el fundador de la Cruz Roja Internacional.

Si se trata de liberar una nación entera del yugo de otra, y sin el uso de la violencia, piensa uno en el hindú Mahatma Gandhi. Aunque el arquetipo del político audaz que logra transformar su propia nación, e inducirla a la autoreforma de sus propias instituciones, corresponde sin duda alguna al ruso Mijail Gorbachov, con su "glasnost" y con la famosa "perestroika", en mi opinión. Y últimamente se habla mucho de Martin Luther King, el líder revolucionario y activista por los derechos civiles que combatió la cobarde y sistemática discriminación contra la raza negra, y fue vilmente asesinado, pero nunca olvidado. Algo parecido podría decirse del surafricano Nelson Mandela. Sin ellos, seguro estoy de que no hubiera sido posible la elección del primer presidente de origen afroamericano de los Estados Unidos de América, Barack H. Obama.

Ninguno de los anteriores héroes de la historia contemporánea logró su obra sólo. Más bien lo que ocurre es que tuvieron la iniciativa individual de luchar por una idea altruista, y supieron inspirar a millones de personas del globo para unirse alrededor de esa idea surgida a partir de sí mismos, convirtiéndola en una causa común. Y lo hicieron sin violencia e intereses personales de por medio. Sus acciones bien podrían calificarse de “humanitarias”, si se quiere. Aunque el término preciso sería “humanista”, en mi opinión. La otra cara de la moneda la componen individuos corruptos que enarbolan supuestas “causas humanitarias” en su provecho personal, o el de una organización al servicio de otros intereses, lamentablemente.

La causa de la libertad
Las luchas más significativas alrededor del planeta sin duda alguna se correlacionan con la defensa de los derechos humanos, el combate contra el hambre, el intento por erradicar las mal llamadas “enfermedades del tercer mundo”, y últimamente la lucha por el medio ambiente y contra el calentamiento global. Dentro de la primera “categoría” citada –la de los derechos humanos-, se destacan la lucha por la vida, por la igualdad de oportunidades y la no discriminación, y por supuesto, por la mancillada libertad. Pero el de la libertad es un término muy amplio, y quizás el más complejo de todos.

En Occidente se hace mucho énfasis en la “libertad de expresión”, pero para quienes vivimos en Colombia, el significado es desgarradoramente más simple: se trata en una primera instancia de la libertad per se, es decir, no ser limitado por -o ser prisionero, cautivo o rehén- de otro sujeto de manera arbitraria e ilegal. La indignación nacional por este delito dio origen a la más grande marcha de protesta de Colombia y el mundo en favor de la libertad, y justo este cuatro de febrero se celebra un año de este acto cívico sin precedentes: "No más FARC". Tal es el caso del delito del secuestro, llámese “político”, “extorsivo”, o “simple”. Pero ambas formas del delito, es decir tanto el que atenta contra el derecho a la libre expresión, como el que atenta contra la libertad física del individuo, están sórdidamente entrelazados entre sí.

Y lo que es más grave, de la misma manera que individuos enarbolan con franca falsedad ideológica la bandera de la libertad, recurren luego a otros métodos carentes de cualquier noción de ética o moral, como cuando tratan de representarse a sí mismos como "defensores desinteresados" de algún bien común como los anteriormente descritos. O peor aún, presentar una liberación como un “gesto noble y humanitario”, cuando en realidad se está resarciendo un delito cometido contra ciudadanos inocentes. Para ello se valen del poder de algunos medios de comunicación, de estratagemas ampliamente conocidos como la “guerra sucia” o la “desinformación”. Y claro está, la intimidación es también una estrategia empleada, si bien las dos primeras de por sí ya son bastante intimidatorias.

La libertad de prensa en Colombia
El panorama de la libertad de prensa por ende es muy complicado. Por un lado están los crímenes y amenazas contra periodistas idóneos que tratan de ejercer su sagrada labor de informar. Dicha labor muchas veces les cuesta incluso la vida. La brutalidad contra la valiosa labor del periodista que es auténtico y no manipula la noticia, y que trata de ejercer su labor en las más sórdidas circunstancias imaginables algunas veces, no reconoce ideologías ni colores políticos. Se han amenazado y asesinado periodistas en nombre de todas las supuestas ideologías y causas en Colombia, en Latinoamérica, y en el mundo entero.

Pero de la misma manera, y de forma lamentable, también hay periodistas que han utilizado los medios para su propio provecho, o el de alguna oscura causa que pretenden disfrazar de legítima, logrando con ello el desinformar, difamar o poner en peligro las vidas de muchas personas. Una permanente crítica por su falta de ética profesional ha recibido Jorge Enrique Botero, polémico periodista fundador de Telesur, e integrante de la comisión “Colombianos por la Paz”, que justo ayer supuestamente buscaba facilitar la entrega de cuatro militares secuestrados por el grupo terrorista de las FARC.

So pretexto de “facilitar” el proceso de liberación de los cuatro militares, declaró Jorge Enrique Botero en una rueda de prensa posterior a dicha liberación dirigida a sus colegas que, no pretendía “chiviarlos” cuando decidió transmitir informaciones en vivo y en directo sobre la liberación para el canal Telesur, sino denunciar el supuesto “acoso de las fuerzas militares” del Estado. Afirmó que sólo con este medio habría logrado comunicarse mediante un teléfono satelital. También aprovechó para negar rumores de sus propios colegas, y según los cuales habría recibido veinte mil dólares por unas fotografías cedidas a la agencia de noticias Associated Press (AP). Ante el supuestamente amenazante sobrevuelo en la zona de liberación de un avión de la Fuerza Aérea Colombiana, quiso este periodista entonces “darle la palabra a la guerrilla”.

Estas palabras fueron emitidas textualmente en una transmisión en vivo y en directo para Telesur, y retransmitidas por City TV a eso de las 11 PM. Luego añadió Botero que, también quería “resarcir el horrible daño” causado a Telesur por la utilización de sus logos por parte de los falsos periodistas -militares encubiertos- de la famosa Operación Jaque, la misma que dio la libertad a quince secuestrados, entre ellos 11 militares colombianos, los tres contratistas norteamericanos, e Ingrid Betancourt. Y afirmó que gracias a su decisiva acción de “darle la palabra a la guerrilla”, se salvó la operación humanitaria. *

Mercaderes del dolor humano
Pero este no es un caso aislado. En abril de 2006 por ejemplo, se publicaba en el OIMC una crítica sobre ética periodística a partir de la controversia que surgiera con un libro del periodista Jorge Enrique Botero, en un artículo titulado: "Dándole duro a Jorge E. Botero". Dicho libro fue objeto de duras críticas por su falta de ética en la forma de redacción y promoción del libro, nada más ni nada menos que por parte de los periodistas Héctor Abad Faciolince en la Revista Semana, y María Elvira Samper en la Revista Cambio. El OIMC respaldó -y sigue respaldando- abiertamente estas críticas, toda vez que la libertad de expresión no es un bien exclusivo de los periodistas. A la gran polémica, y que fue desatada por opiniones de los propios colegas de Botero, éste respondería defendiendo su obra con el argumento de que gracias a ella el mundo supo de la existencia de Emmanuel, el hijo de de la ex secuestrada Clara Rojas-nacido en cautiverio-, así como de la vida de otros secuestrados.

La controversia sobre la falta de idoneidad profesional y ética de Jorge Enrique Botero ha trascendido los límites de los grandes medios. A partir del artículo del OIMC de abril de 2006 citado aquí precisamente, surgen señalamientos o insinuaciones de muy baja factura moral e intelectual en contra del OIMC por parte de un defensor de la vida y obra de Botero precisamente. Se trata de un blogger que dice llamarse Nathan Jaccard, y que escribe una reseña biográfica en agosto de 2008 titulada: “Contra viento y marea”, en un blog llamado “Chapinews”. De acuerdo a una etiqueta al final del artículo en cuestión, se trata de una reseña escrita supuestamente para el Centro de Estudios de Periodismo (CEPER) de la Universidad de los Andes:
Sus colegas le reprochan [a Jorge E. Botero] de ser a veces muy exagerado, demasiado extremo y de creerse superior a los demás. María Elvira Samper, de la revista Cambio, cree que “alimenta el morbo nacional”. Una misteriosa organización que se esconde detrás del nombre de Observatorio Independiente de Medios de Colombia (OIMC) declara que Botero se aprovecha del dolor ajeno, “se beneficia del amarillismo humano con el fin de lograr un objetivo económico, político o simplemente egocéntrico”.
¿Cómo interpretar eso de “misteriosa organización”? Más aún, ¿cómo interpretar que dicha supuesta "organización", se “esconde” detrás del nombre del OIMC? Los lectores habituales de este blog conocen perfectamente la identidad del autor. No es un secreto. Basta con entrar a cualquiera de los blogs anexos del OIMC, o dejar un comentario y preguntar, o más fácil aún, hacer clic en el enlace “Editor General” en el encabezado de este blog. Sin embargo, son muchos los bloggers que de forma anónima o con un “nickname” emiten sus opiniones, y por diversas razones que sólo ellos sabrán a cabalidad. Y me atrevo a decir que todos ellos, bien sean contrarios o afines a las ideas usualmente expresadas en el OIMC, no permitirían cuestionar su propia idoneidad como bloggers o “periodistas ciudadanos” por el hecho de ser anónimos.

Peor aún, ¿por qué se acusa a un modesto blog como el OIMC, de ser una “misteriosa organización”? ¿Cuál es la supuesta “motivación” de esa “organización misteriosa llamada OIMC”, según el supuesto autor, de la supuesta reseña del CEPER? A buen entendedor, pocas palabras. Guerra sucia en contra de quienes nos atrevemos de disentir con justa causa de este tipo de individuos. Y qué vueltas da la vida, pues se trata nada más ni nada menos, de un supuesto admirador, aprendiz, o redentor de Jorge Enrique Botero en este caso. Aún así, hay que reafirmar que el verdadero periodismo es, y sigue siendo -por supuesto-, la más noble y justa de las causas, cuando se ejerce con la ética y altura que corresponde a esta profesión, y su único compromiso es con la verdad.

Aunque el periodismo ejercido por ciudadanos sin experiencia profesional o formación académica en el campo, es sin duda mucho más difícil, como es el caso de quien les escribe. Sobre todo por la inmensa soledad que se siente cuando se es objeto de un ataque personal o señalamiento sin ningún fundamento, a no ser que llamar “amarillista” a un periodista, sea un delito. Al principio de este artículo sin embargo, hablaba del maravilloso “poder de uno”. Pero ciertamente no soy, ni pretendo ser Mijail Gorbachov, ni Mahatma Gandhi, o Martin Luther King. Y definitivamente no soy la Madre Teresa de Calcuta. No soy más que un ciudadano común y corriente -ingenuo eso sí-, porque creo en el “poder de uno” –a pesar de todo-, en el “poder de la palabra”, en la “pluma como espada”, y lo más importante, en el apego irrestricto a la verdad. Por todo esto, a Dios me encomiendo. Thilo Hanisch Luque.

* Para rematar, la "ilustre senadora" Piedad Córdoba, alias "Teodora" según el PC del comandante alias "Raúl Reyes", en rueda de prensa del día de hoy condena en vivo y en directo "el atentado terrorista en Cali que destruyó la sede del Partido Comunista", cuando el vil atentado fue contra una sede de la Policía Nacional, y sus víctimas fueron cuatro uniformados y varios civiles -van treinta heridos y dos muertos, uno de ellos, el presunto terrorista-, y los indicios señalan que sus autores fueron las FARC.

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