lunes, diciembre 08, 2008

El curubito intelectualoide (Editorial)

Podrán sonar resentidas las palabras y observaciones que seguirán un poco más adelante. A lo mejor lo son, a lo mejor no. El lector decide. Pero al fin y al cabo, y para bien o para mal, este blog se ha autodenominado "Observatorio Independiente de Medios de Colombia" (OIMC). Pues bien. Retomando esa función -y a veces odiosa tarea- de "observación", en un recorrido por las páginas de los medios de opinión colombianos, este pecho aterrizó en el website de la famosa revista "El Malpensante" *.

Como todo medio de comunicación escrito que se respete, en la barra principal de la website encontrará usted un LINK llamado "Pauta", invitando a potenciales clientes a utilizar las páginas de esta revista para hacer publicidad. Hasta ahí todo normal. Uno puede no ser un fanático de la publicidad, pero "de algo tiene que vivir la gente". El meollo del asunto está en los argumentos "contundentes" utilizados por este medio, para animar y convencer a los potenciales compradores de pauta publicitaria de promover sus productos en dicha revista. Veamos:
FUENTE: Revista "El Malpensante":
Base de suscriptores sólida, robusta y estable.

* 30.000 ejemplares mensuales circulados
* Más de 70.000 lectores
* NSE 4-6
* Cobertura nacional

Valioso perfil de lectores

* Jóvenes
* Muy educados
* Alto poder adquisitivo
* Influyentes en su entorno
Las siglas "NSE" con toda seguridad se refieren al "estrato (nivel) socioeconómico", pero habría que preguntarles a los encargados de la editorial. Más adelante dan más pistas sobre las "bondades" de esta revista, haciendo una descripción estadística "más detallada" sobre sus lectores y suscriptores:
Impacto multinicho que genera mayor alcance en la comunicación.

* 21.500 suscriptores nacionales y 400 internacionales en 14 países
o 8% son presidentes de compañía y primer nivel de las organizaciones
o 67% son jóvenes entre 24 y 36 años
o 14% son estudiantes universitarios y profesores
o 3% son estudiantes de colegio
o 6% son miembros de la élite artística y cultural del país
* Alcance a decisores de compra a nivel empresarial (altos ejecutivos) y personal.
* Marca sólida y de gran prestigio dentro de sus lectores.
* Lectores que se identifican con los contenidos y comparten sus valores.
* Lectores que coleccionan las revistas.
No tendría nada de particular esta descripción, si se tratare de una revista empresarial, o si el lector lo prefiere, sobre el "Jet-Set criollo". Es medio obvio que si ese fuere el caso, los eventuales suscriptores y lectores querrían saber cómo hacen sus negocios las grandes multinacionales, empresarios de éxito y millonarios habidos y por haber. O en su defecto, "cómo y con quién se gastan la platica". Y por supuesto: "influencia es poder".

Pero eso del "impacto multinicho" suena a algo así como que "si quieres estar en la movida, hacer parte de la clase dominante, en vez de la clase dominada, estás en el lugar correcto". Una interpretación más benigna del asunto sería que "el conocimiento es poder", lo cual es cierto además, pero en ese caso la revista estaría admitiendo tácitamente que el poder del conocimiento es un bien reservado para unos pocos privilegiados, como los lectores de la revista. Es decir, intencionalmente excluyente.

La peor interpretación de esta estrategia publicitaria sería quizás la de que "para poder entender los artículos, y el contenido en general de la revista, hay que poseer unas cualidades intelectuales inalcanzables para la mayoría de los colombianos", como quien dice, "si usted es de la prole, esta revista no es para usted". O quizás una segunda variante, aunque muy parecida a la anterior, sería algo así como: "si usted quiere convencer a la gente de que usted es un intelectual, hágase el que lee nuestra revista, o mejor aún, paute en ella".

Y para terminar este "Memorial de agravios", y desintoxicarse de este repentino ataque de "resentimiento social" por parte del OIMC, viene como anillo al dedo esta cita textual de una canción rockera bogotana: "Serías un buen postmoderno si supieras leer. Pero entre tanto muchacho..., no hay nada que hacer... Es esta soledad criminal". Esta frase proviene de la música y letra de "Soledad criminal", del nunca suficientemente ponderado grupo de las 1280 Almas.  La lírica de esta canción es bastante malpensada, pero para nada malpensante. THL

4 comentarios:

Felipe Chávez G. dijo...

yo soy subscriptor incluso desde antes de tener poder adquisitivo, para eso estaban las novias.

el malpensante es un extraño oasis en el panorama cultural colombiano. entre gatopardo y soho queda mucho tiempo para acercarse al estilo new yorker criollo.

como no tenemos mas, pues nos toca contentarnos y pasar saliba amarga de las gotas cordiales de andres hoyos y su pose de bufòn de la corte.

A pesar del estilito, seguidamente se descachan y publican textos interesantes y bellamente escritos... pero como siempre, tenès razòn: si ese es el curubito intelectualoide del país, el país (como en todo) deja mucho que desear)

EDITOR GENERAL (THL) dijo...

Hola Felipe: pues la mayoría de personas que "consumen la revista", dicen cosas parecidas. La mayoría de críticas que escuchaba tenían que ver con la falta de originalidad de algunos artículos, pero que por otro lado, "es lo único que hay", dicen por ahí.... Y también afirman como vos, que de vez en vez, publican alguna genialidad... Esperemos que modifiquen su filosofía del "impacto multinicho", que además de exluyente, a mí me suena como a algo así que tienen muchos "nidos" y/o "pajareras", pero en el cerebro de sus autores...
Saludos, y mil gracias por comentar.

faustov dijo...

Pues yo no sé uds. que piensan de como se ha de vender un espacio publicitario a las empresas, si no es ofreciendo convincentemente un producto (el potencial objetivo, sus lectores) al comprador. Si usted quiere vender dulces, pues muestra golosinas dulces y no amargas (a no ser que su negocio no sean los dulces sino el engaño, la estafa); y no se va a promocionar sus confites a las puertas de Liga colombianna cotra la Diabetes, los vende a la salida de un colegio, con chinos que tengan con que pagarle. Creo que uds. deben darse cuenta que las revistas no se crean como instituciones de caridad para repartir gratuitamente sus beneficios, ni como centros de mendicidad para vivir de lo que buenamente le alcance una mano caritativa. Bien nos dice Harold Bloom que no ha habido ningún escritor que en la práctica haya escrito por otra cosa más que el dinero, ni Shakespeare, ni Cervantes ni Dante, ni Homero, ni siquiera Gabo, para hacer el aporte criollo. Y con esto no quiero decir que el vil metal pueda comprar el genio asi como asi, lo que quiero ilustrar es que hasta los genios tienen que vivir de algo. Y los que ni de lejos se acercan a esos esplendores intelectuales, pues con mas veras han de afanarse por sobrevivir economicamente. Una empresa no solo tiene la misión de rendir utilidades a sus socios, sino que es su obligación legal una vez se constituye. Aunque la verdad, para mi es clarisimo tambien que con el esfuerzo, el compromiso y el degaste que requiere una empresa cultural, especialmente en Colombia, la platica de los inversores del Malpensante rendiría mucho más en un potrero lleno vacas para el engorde, y sobre todo constituiria menos riesgo (lo cual es mucho decir si incluimos las vacunas y el secuestro dentro de los riesgos de la ahora vituperada labor del ganadero). En fin, una revista es un negocio, una editorial es un negocio, no por ello carente de estandares eticos y de calidad. El Malpensante vende a sus pautantes un nicho de personas que segun ellos tienen capacidad de decision y de adquisión, y por tanto ofrece una ventaja que reporta utilidades a la empresa que compra la publicidad. Que de malo hay en ello? Si da la apariencia de elitismo y de esnobismo, pues eso es precisamente lo que quieren mostrar, las "elites" y los "esnobs" son los que compran whisky al por mayor, o se montan en camionetas ultimo modelo, es más, probablemente compren mas novelas y vayan a más espectaculos que los estudiantes que apenas tienen para las fotocopias o para el almuerzo, pero no para las dos cosas juntas. No es una falla en su logica de negocios ni una traicion a los principios editoriales. Y eso de que no tenemos mas, pues no se los creo, ahi esta Numero y Arcadia, y estoy seguro han surgido otras propuestas culturales que sin embargo fueron pesimos negocios, lo que no nos ha permitido disfrutar de mas diversidad alternativas.

Yo leo el Malpensante desde que tenia que escoger entre el almuerzo y las fotocopias hace más de 10 años, gracias a que le "gorreaba" la suscripción a un amigo. Siempre me ha parecido tal cual un oasis, para la mente, no voy a decir que TODOS los articulos me han parecido buenos o han sido de mi gusto. Pero lo que menos me ha parecido es que sea una publicacion, excluyente. He leido de todo, gente de derecha, de izquierda, de extremo centro. Nadaistas, mariguaneros, vagabundos, magnates, cientificos, "gente espiritual" y ateos militantes. Indios, blancos, negros. Hombres muy machos y mujeres mas machas aún, gays y bisexuales, (no tengo la certeza si lesbianas, travestis y transexuales). Gringos, criollos, mamertos, neoliberales, pintores, musicos, poetas, actores, premios Nobel, premios Schock, Antichavistas, Antibush... Hasta lei un cuento que era una diatriba contra el colegio en el que estudie.

La verdad es a través del Malpensante e tenido el imenso y para nada trivial placer de conocer a Hector Abad, German Espinosa, Edward Said, Roberto Bolaño, Harold Pinter, y a Harold Bloom que a su vez me ha permitido descubrir una cantidad de autores muy preciados.


Si el MP es el curubito intelectual del pais, por mi que cresca y se multiplique, y de muchos frutos más.

EDITOR GENERAL (THL) dijo...

Hola Fausto: Primero que todo, muchas gracias por su comentario sincero y detallado punto de vista.
A mí personalmente me parece una paradoja, por no decir una contradicción fundamental, que un medio que de una u otra forma se pretende apartar del "status quo" cultural, del traqueto, de la influencia del poder y las mafias y su dinero sobre el mundo de las libres ideas -cualesquiera que éstas sean-, acuda finalmente a ese "status quo" precisamente en su propio beneficio, y no le de pena manifestar que de una u otra forma -así sea sólo financieramente-, se alimentan de todos esos principios de desigualdad, marginación y exclusión social, y que de alguna manera esa es su razón de ser. Es que una cosa es convivir con el mal, y otra muy distinta es vivir de él. Que durante el proceso le den de vez en cuando la palabra a un marihuanero, al mamerto, al derechista o al nadaísta, o al que sea -según sus propias palabras-, no es prueba alguna de lo contrario. Es más, la descripción que usted hace de los ocasionales autores es como la de un zoológico sociológico, donde unos pocos privilegiados son conscientes de la realidad ue les rodea, o tienen acceso a manipularla a su antojo -supuestamente, claro está-, gracias a unos privilegios que nada tienen que ver con el talento, ni con la integridad e idoneidad intelectual. Usted dicendo que "eso es así" -en otras palabras-, y que "no hay razón alguna de pretender que no sea así", por algún extraño tipo de principio utilitarista y/o pragmático, y según el cual hay que aceptar esa realidad social tal como es, y "resignarse a que así seguirá siendo", por supuesto está expresando una posición personal muy válida, aunque nada amable con el resto del mundo, en mi opinión. Pero respeto su opinión, aunque no la comparto. De cualquier manera este artículo claramente no pretende poner en tela de jucio a sus lectores, sino a sus editores. Y a mí cualquier persona que se cree más que el resto por pertenecer a un estrato con privilegios, o por poder comprar una revista, o por tener la formación académica necesaria para entender su contenido, o por la razón que sea, es si acaso un cínico idólatra del "status quo", o un directo beneficiario del mismo. Y ciertamente no es un intelectual.
También es importante aclarar que de entrada señalé en el artículo que una revista, como cualquier otra empresa, tiene que vivir de algo. Como William Shakespeare seguramente, pero la obra del escritor inglés siempre estuvo al alcance de quien quisiera y pudiera leerlo, y Shakespeare ciertamente no se vanagloriaba de pertenecer a una supuesta y exclusiva "élite de intelectuales", aunque admito que por su genio quizás lo era. Desgraciadamente no puede decirse lo mismo de Héctor Abad Faciolince ni mucho menos de Gabo, quienes probablemente piensan de manera muy similar a la que usted expone, pero eso es harina de otro costal.
El conocimiento es poder, y por ende en una democracia occidental se supone que debe ser accesible a todo el mundo. No es menester de una revista cumplir con ese ideal político ni mucho menos, tiene que promulgarlo, ni tampoco someterse a su interpretación de justicia social, ni siquiera estar de acuerdo con él. De lo contrario, se estaría afectando uno de los principios más sagrados de la democracia occidental precisamente, como lo es la libertad de expresión. Pero al menos -como mínimo-, no deberían mofarse los malpensantes de esa desigualdad y nutrirse de ella -ya que evidentemente su negocio no es denunciarla y combatirla-, y en vez de declararse abiertamente cómplices de la misma. Es como un mínimo acto de decencia humana. Pero de nuevo, esa es mí opinión, y así como ni usted ni el MP están obligados a regirse por algún principio de equidad y conciencia social, asimismo yo no estoy en la obligación de quedarme callado y no denunciar las que yo considero inconsistencias fundamentales de este medio de comunicación para con valores que para mí son importantes. Aún así -lo admito-, lejos estoy de pertenecer a élite intelectual alguna. Pero lo bonito de la democracia es que no tienes que ser rico ni poderoso, ni tener títulos universitarios, ni ser suscriptor del MP para expresar una opinión sustentada en razones más que legítimas, lo que me lleva a otro punto: Los estándares éticos y de calidad editoriales siempre se basan en alguna política, sea cual sea esa política. Y aquí yo denuncio lo que considero son contradicciones elementales de esa política, y cito de manera fehaciente esas expresiones del MP, y emito mi opinión sobre ellas. Por ejemplo, una de esas razones sociales del MP dice: "Nuestros artículos quieren examinar la paradójica complejidad del mundo y aportar a la madurez crítica y artística del país." Francamente, si ésa es verdaderamente una de las metas del MP, estoy seguro que mi humilde crítica sustentada en hechos bien establecidos, de manera alguna pueda afectar negativamente a la "madurez crítica y artística del país". Por el contrario, seguro estoy que he contribuido mediante este modesto medio y escrito -ahí sí no remunerado-, a la discusión sobre esa complejidad del mundo que revistas como el MP, y algunos de sus lectores, pretenden abordar. Si usted o cualquier otra persona, consideran o no éste un aporte a dicha discusión, por supuesto es algo que tiene que decidir cada quien. Pero en un país como el nuestro, sería más que deseable que el número de personas que se atreven a cuestionar el curubito intelectualoide "crezca y se multiplique, y de muchos frutos más", parafraseándolo a usted. Al menos para quienes defendemos a la maltrecha democracia...
Un saludo muy cordial y respetuoso Fausto, y más allá de nuestras evidentes e irreconciliales diferencias de opinión. Thilo Hanisch Luque