Según la definición disponible en WIKIPEDIA EN ESPAÑOL, SCHADENFREUDE (SF) es un término que designa el sentimiento de alegría creado por el sufrimiento o la infelicidad del otro. Por ser una palabra de origen alemán, las definiciones y aplicaciones del término están descritas con mayor amplitud en la WIKIPEDIA EN ALEMÁN, y donde se describen con mayor extensión y exactitud las aplicaciones prácticas del término. Más adelante se retomará esta definición.
En una primera instancia, habría que diferenciar entre la KLEINE SCHADENFREUDE (pequeña SF) y la GROSSE SCHADENFREUDE (gran SF), pues aún tratándose de un sentimiento algo mezquino, no es lo mismo sentir alegría porque alguien hizo el oso, como por ejemplo resbalándose y cayéndose, o porque alguna persona fue objeto de alguna broma de mal gusto. Es una SF como de travesuras intrascendentales.
La SF grande sería la de quién siente alegría por males mucho más grandes y graves, y hasta cierto punto, se correlaciona con sentimientos de venganza, odio, represión y resentimiento. Grupos humanos que se sienten perseguidos por su religión, origen étnico, tendencia política, nacionalidad o raza, por dar algunos ejemplos, se alegran cuando sus grupos humanos rivales padecen las mismas injusticias que ellos. Un buen ejemplo es el atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, que fue motivo de celebración por parte de algunos habitantes del Oriente Medio, y que se ven a ellos mismos como víctimas de la política estadinense.
Obviamente también existen los ejemplos contrarios y equivalentes en los otros grupos étnicos, religiosos y raciales. Lo importante es hacer otra subcategorización de la SF, y es la impersonal, como en el caso anterior, pues la alegría por el mal ajeno no está enfocada en una persona en concreto. Y la SF personal, que se refiere a la alegría por el mal de una persona conocida. Por ejemplo la ex esposa, o el ex esposo que se divorció por una infidelidad, y luego se entera de que su ex no la está pasando bien con su nuevo reemplazo. A estas alturas, a los lectores ya se les habrán ocurrido miles de asociaciones a partir de sus propias observaciones o vivencias personales.
Claro es, que bien sea que estemos hablando de la SF pequeña, la de la “Cámara escondida”, o la grande, la de los “males mayores”, no hay casi ningún humano viviente conocido, que pueda afirmar que “está libre de pecado”, y por ende, habilitado moralmente para “tirar la primera piedra”.
Dicho esto, vale la pena, ahora si, retomar la versión extendida en alemán del término, para señalar que la SF no es un simple reflejo mezquino bajo nuestro control. Al parecer, los estudios científicos han establecido la clara correlación entre la SF y los centros de recompensas del cerebro, que liberan los famosos mediadores bioquímicos conocidos como endorfinas, produciendo por ende una sensación de placer, o alivio del dolor de orígen psicogénico.
Lo anterior es especialmente cierto, cuando la SF se correlaciona con sentimientos de reivindicación por una injusticia sufrida. Por ejemplo, los familiares de una víctima de un crimen de asesinato y violación de un familiar cercano, se alegran cuando el criminal es sometido y ajusticiado con la pena de muerte. Por eso en los Estados Unidos, por ejemplo, uno ve esas protestas tan fuertes entre opositores y partidarios de la pena de muerte. Negar la existencia, y predominio de SF en un país como Colombia, sería incluso una misión de muy improbable éxito.
Schadenfreude y envidia
Generalmente la envidia se correlaciona con algún sentimiento de inferioridad, real o imaginado. Consiste en desear la posesión de un bien material (como el dinero o el poder), un atributo físico (fuerza, belleza o juventud), un atributo de personalidad (inteligencia, elocuencia o simpatía), que no se tiene, o del cual no se tiene lo suficiente. Entre dos infantes, un simple juguete, o una caricia, pueden ser suficientes para sentirse en franca desventaja. En el ejemplo anterior, uno de los hermanitos, o hermanitas, se alegrará cuando el otro la embarre y sea reprendido o castigado, y más aún, si sus padres no le enseñan, será un sapo consagrado desde pequeño.
La SF es un sentimiento difícil de identificar como tal, puesto que cada ser humano tiene una escala de valores individual, según la cual juzga lo que está bien o no. El fútbol es un ejemplo excelente: existen hinchas que buscan reforzar sus centros de recompensa, más que por el triunfo de sus propios equipos, por el fracaso de sus equipos rivales. Este es un caso de SF con tentáculos en nuestra intrincada y complicada estructura social, la cual los antropólogos y sociólogos deben conocer muy bien.
Schadenfreude y economía
En las bolsas de valores alrededor del mundo, el éxito de unos depende directamente del fracaso de otros. Por ejemplo, el oro y el petróleo suben de precio cuando hay una guerra a gran escala en alguna región del mundo. Por supuesto también la venta de armas, y las ganancias de sus empresas relacionadas, son muy significativas. Lo especial de esta SF es lo conciente que están los protagonistas de la misma, pues se trata de una SF muy objetiva y evidente, lo cual, no la valida en el aspecto ético, claro está. Obviamente los economistas y expertos en finanzas conocen mejor el tema.
Schadenfreude, trabajo y relaciones
Aún más evidente, es que la calificación de los servicios de un empleado, y su escalafón profesional no sólo dependen de sus logros individuales, sino del fracaso de su competencia. La ética de que todo vale en la guerra y en el amor, hacen de la SF un mecanismo de defensa, que ayuda a suprimir los sentimientos de arrepentimiento o temor de no estar haciendo lo correcto. Como la SF es pasiva, en principio, y no inducida, nadie siente remordimientos cuando no ha sido partícipe o artífice del fracaso de la competencia. Es una SF muy controversial, pues algunos la considerarán sana y otros patológica, según cada caso específico.
Schadenfreude, política y medios de comunicación
Aquí valen más o menos las mismas observaciones hechas con respecto a una economía de alta competencia. Lo interesante es que un medio de comunicación se destaca siempre con relación a otros medios, considerados de calidad inferior, o con una audiencia menor. Por ende, lo peor que le puede pasar a un medio que quiera distinguirse es ser el único. En política pasa igual. Un partido político requiere al menos de otro partido, más o menos fuerte, para legitimizarse y no levantar sospechas y suspicacias. Por eso los buenos políticos no son muy amigos de la SF.
Schadenfreude y cristianismo
Oficialmente, sin embargo, en el mundo cristiano la SF es considerada una actitud inmoral y no piadosa. Desde un punto de vista teológico, el mal engendra al mal, y no al bien, si se quiere, y por eso, especialmente en la religión católica, la SF no se justifica ni siquiera cuando se trata del infortunio de personajes malévolos. La concepción católica de la justicia no es una de venganza, sino de restitución del equilibrio espiritual, moral y material. Es un principio supremo de nobleza humana, del cual la mayoría de nosotros no queremos escuchar. ¿Será porque no produce placer?
¿Usted qué opina?
A Editor General le encantaría oír más casos, aplicaciones, opiniones, o lo que sea sobre el tema. Y no es por Schadenfreude.
martes, julio 11, 2006
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