Mostrando las entradas con la etiqueta mundial. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta mundial. Mostrar todas las entradas

domingo, junio 15, 2008

¿Un mundial sin Brasil?

Suena exótico, quizás por lo improbable, o quizás también porque para muchos fanáticos del fútbol, un mundial sin Brasil no sería mundial. Pero es absolutamente posible, al menos en teoría, de acuerdo a la lógica de las matemáticas y de la estadística. A la fecha de hoy, siendo 15 de junio, y habiendo perdido los cariocas un partido ante un equipazo como lo es Paraguay por dos goles a cero, pero habiendo perdido también contra el “patito feo” de la región -en lo que a fútbol respecta-, como lo es Venezuela, y por idéntico marcador en un partido amistoso, se me ocurrió la pregunta del "Qué pasaría si...". Aún están de cuartos en la clasificación general, justo un punto por encima de la “vinotinto” (Venezuela) precisamente, y aún falta mucha tela por cortar.

Las eliminatorias ni siquiera están a la mitad. Seguramente la estadística demostrará que la probabilidad de que Brasil entrara en una debacle continuada es más bien baja, y que se trata tan sólo de una mala racha. Aún así me intriga saber cual sería la respuesta de los hinchas brasileros, y del pueblo carioca* en general, ante una hipotética no clasificación de su equipo al Mundial de Sudáfrica-2010. Sin temor a exagerar, creo que ello sería un golpe peor para la nación auriverde que una sanguinaria dictadura militar, o una crisis económica sostenida y generalizada, o un desastre climático y humanitario a gran escala. Claro que como organizadores del Mundial del 2014, los pentacampeones tienen garantizada una "recuperación" de este golpe hipotético.

Los brasileros literalmente viven por y para el fútbol. Son el único equipo del mundo que no ha faltado a un sólo mundial. Para ellos no asistir a cualquier mundial de mayores, sería un desastre equiparable para su moral al de la derrota de los Estados Unidos en la Guerra del Vietnam, y ello a pesar de que el sentido común indicase que nada vale más que una vida humana, y mucho menos el orgullo por una camiseta de fútbol. Pero para el gobierno que estuviere eventualmente en el ejercicio del poder en ese momento, la situación sería más que incómoda. Los brasileros empezarían a buscar en quien desquitarse. Quizás empezarían a utilizar su tiempo libre en evaluar qué tan bien o mal anda la política en su país. Las exigencias y demandas del pueblo por la reducción del desempleo, por mejores condiciones socioeconómicas y más justicia e igualdad no darían espera.

Enfrentados con su realidad, quizás algunos cariocas decidieran iniciar una revolución. El país entraría en una racha de inseguridad interna, que ahuyentaría no sólo a los mercaderes de pases multimillonarios de los futbolistas, sino de productos básicos de exportación brasileros. O quizás, sólo quizás, la nación carioca asumiría la “hecatombe” con dignidad y entereza, y tratarían de entender los sentimientos de millones de hinchas de equipos humildes que hemos celebrado en su momento la sola clasificación a un mundial como una hazaña histórica. Quizás, como en esa película de boxeo de Sylvester Stallone llamada “Rocky II” buscarían el tal “ojo del tigre”, y volverían a sus raíces futboleras de antaño, esas de cuando el fútbol era un arte y una pasión, por encima de un artículo de mercadeo masivo. Y ahí si volverían para demostrar de qué están hechos, y por qué el de Brasil, se supone es el mejor fútbol del mundo.

Pero en el convulsionado mundo de hoy, mucho me temo que la primera versión apocalíptica, y según la cual, la supervivencia de toda una nación quedaría en veremos por un juego de noventa minutos con once tipos en pantaloneta contra otros once, luchando a sangre y fuego por impulsar un balón de cuero sintético dentro del arco de su rival, sería la más probable. También cabría preguntarse si la FIFA sería neutral ante una eventual debacle de este equipo. ¿Perderían demasiado dinero de no "meterle la mano" al asunto? ¿Los árbitros empezarían a equivocarse “más de la cuenta” a favor de Brasil durante la parte final de la eliminatoria? ¿Alegarían que perdieron porque les tocó jugar a una altura superior a los 2500 metros sobre el nivel del mar?

Supóngase además, que al final de la jornada Brasil igualara con Venezuela en puntos para el último lugar de los que entran, pero que una diferencia de gol a favor del primero no los clasificara. ¿Acusaría el presidente brasileño y sindicalista Lula Da Silva a su otrora amigo y homólogo venezolano, el "revolucionario" Hugo Chávez Frías de comprar árbitros con petrodólares? O si ese equipo del empate fuera Colombia por ejemplo, ¿qué harían? ¿Cómo reaccionaría la FIFA? ¿Habría rompimiento de relaciones diplomáticas entre los países empatados? Porque hace casi cuarenta años por ejemplo, en 1969, estalló una guerra entre Honduras y El Salvador. ¿El desencadenante? Un partido clasificatorio al Mundial de México-70 entre las selecciones nacionales de estos países.

Muchos dirán quizás que, “eran otros tiempos”, o que “eso por aquí no sucedería, ya que somos democracias maduras”. Pero…, algunos de los hinchas aquí en Colombia y en el mundo han asesinado a otros hinchas de equipos rivales, por partidos de muy poca monta. Aquel cinco de septiembre de 1993 cuando Colombia le ganó a la Argentina 5-0 en Buenos Aires por la clasificatoria al mundial de 1994, hubo 51 muertos por las celebraciones en nuestro país. Y los hinchas de los países “duros” del fútbol, como Argentina, Brasil, Inglaterra, Alemania o Italia, son capaces de “hazañas” muy superiores. ¡Bah! ¡¿Pero por qué me amargo el rato con situaciones hipotéticas?! Mejor disfruto mientras pueda. Y el día que Brasil no clasifique al mundial, o se estrelle un mega-asteroide contra el planeta, o lo que sea, pues cierro los ojos y me tapo los oídos. Igual no soy hincha de Brasil. Faltaba más…

NOTA 1 (19/6/2008): *: Gracias a Titowed que me hace una observación sobre el empleo erróneo en este artículo del gentilicio 'carioca', toda vez "que no es correcto llamar a Brasil como la nación carioca o la selección carioca, los cariocas son solo los del estado de Rio de Janeiro, es como si al referirse a Colombia se dijera la nación paisa o la nación cachaca".

NOTA 2 (19/6/2008): Falta un partido de la fecha que se jugará hoy entre Venezuela y Chile, si cualquiera de los dos gana, podría subir al tercer o cuarto lugar de la tabla, pues ambos tienen siete puntos y con una victoria serían diez puntos, igualando a Colombia, y definiéndose la posición por diferencia de goles a favor. Brasil con nueve puntos se desplazaría al quinto lugar, aún en la zona de clasificación pero con repechaje. Se publicará en este blog una tabla con las posiciones actualizadas una vez se conozca dicho resultado.

domingo, junio 18, 2006

Mundial de fútbol: Gracias Caracol


Con el mayor escepticismo y prevención, se veía el posible cubrimiento y transmisión de los medios televisivos colombianos del Mundial de Fútbol de Alemania 2006. Pero tanto RCN, como CARACOL han respetado al televidente, al no proyectar comerciales insulsos, al no dividir la pantalla en dos, y con una buena señal.
Esto último es especialmente cierto en el caso de CARACOL, pues RCN ha tenido algunas interrupciones breves de la señal, aunque mínimas.
En cuanto a comentaristas, es la opinión del OIMC que CARACOL ha ganado de lejos la batalla, con los acertados comentarios de Javier Hernández, Javier Fernández y Ricardo Orrego, además de los expertos directos en el campo del fútbol como Peluffo y Farid. La música incidental del GOL CARACOL es excelente, porque es divertida y dinámica. Hace buen juego con el mundial.
Por los lados de RCN la cosa si no pinta tan bien. Carlos Antonio Vélez interrumpe a cada rato a Carlos Bilardo. Pareciera que hay en él un técnico de fútbol frustrado, y que le estuviera dando clases de tácticas en el campo de juego a Bilardo para lucirse y parecer un “intelectual del fútbol”. En cuanto al “Bolillo” Gómez, casi no mira a la cámara, ni a Carlos Antonio Vélez cuando habla, luciendo desconectado y distraído todo el tiempo. Seguramente que será tímido. Por otro lado, el pobre Carlos Antonio Vélez luce “premórbido”, por su voz quebrada y ronca a toda hora, su look de cansancio existencial permanente y los tres cabellos desordenados que aún conserva sobre su frente. Quizás se deba al hecho de que las transmisiones en directo, tanto antes como después de los partidos, sumados a los forzosos desplazamientos de una sede a otra para cubrir cada partido, y por supuesto, la diferencia de horario, no le permiten más de tres horas de sueño al día, a lo sumo.
Y la música incidental de RCN parece escogida y/o compuesta por los mismos músicos de la antigua serie familiar de comedia de la FAMILIA MONSTER.
En cuanto a medios escritos, se destaca la PÁGINA WEB DE CARACOL DEL MUNDIAL, que trae muy buenas fotos y comentarios excelentes del periodista deportivo GABRIEL ROMERO CAMPOS.
En cuanto a los otros medios escritos, se destacan las páginas del diario EL COLOMBIANO y las del diario EL PAÍS.
Decepcionantes EL TIEMPO y SEMANA, que han confundido los criterios para el análisis de la coyuntura política, con los del análisis del deporte más importante de la galaxia. La página de la FIFA es más decepcionante aún, pues uno esperaría mucha más interactividad, videos, análisis, y toda esa parafernalia y millones de dólares entrando a sus arcas. Contrasta esta realidad con la excelencia de la cual muchos humildes bloggeros son capaces, a pesar de que su trabajo no es remunerado.
Hasta ahora, la TV por suscripción no hace falta para ver el mundial. Ojalá no se enteren los gerentes de las compañías de TV por suscripción asociadas a CARACOL y RCN de esto, para que no cambien la estrategia para los partidos de mayor sintonía. Y ojalá, en los próximos Juegos Olímpicos, se siga la misma calidad, al menos en los eventos deportivos en los que participe Colombia.
Bien por CARACOL, por ahora. El veredicto definitivo, sin embargo, se reservará para cuando termine el mundial. No sea que a última hora metan alguna cuña política, de papel higiénico o de alguna bebida “refrescante” en la pantalla.

miércoles, mayo 17, 2006

Mundial y elecciones: mala mezcla


Con el mundial tan cerca de las elecciones, la mayoría de los colombianos hemos activado el botón de “stand by” para el análisis político y electorero, para dedicarnos al fútbol, como debe ser. Hasta el momento, ni el presidente-candidato, ni el candidato del Polo, convencen. Y como en el fútbol, existen unos equipos cuyo estilo de juego y estrategia ofensiva y defensiva es más o menos previsible, como es el caso del presidente, y otros en cambio, de los cuales no sabemos nada. Es lo que siempre denominan como el “palo del grupo”, o “el equipo sorpresa”. Con estos candidatos pasa algo similar.

Empecemos con Uribe. Últimamente el presidente-candidato se ha esforzado tanto en demostrar sus dotes de líder autoritario e intolerante, que se puede decir sin atenuantes, que es un político como cualquier otro, que busca el poder, y cuando por fin accede a él, se crece demasiado si no lo controlan y le ponen su "Estáte quieto". Pareciera que padece de una crisis de pánico al pensar que pueda perder ese poder. Por eso quiere ganar en primera vuelta. Una segunda vuelta, podría catapultarlo a la impopularidad, pues con la misma pasión que los colombianos y los medios lo anunciaran como el líder político mesiánico, la solución definitiva de todos nuestros problemas, pues así mismo esos medios pueden en poco tiempo invertir la relación de fuerzas. Por eso Uribe no quiere “clasificar” a la final primero, sino "ganar por goleada" de una vez.

Carlos Gaviria, por su parte, ha sido presentado por los medios como un hombre dotado intelectualmente, sabio, incorrupto, claro y consecuente en sus ideas políticas. Si las elecciones se definieran por su coeficiente intelectual, la pulcritud de su lenguaje y sus buenas maneras, Uribe ya habría perdido las elecciones hace rato. Pero la habilidad para el liderazgo político no es necesariamente un bien intelectual. Con la excepción, de Francois Miterrand de Francia, Felipe González de España, y por supuesto, el genio de la política, Mijail Gorbachov, por ejemplo, la mayoría de líderes políticos del mundo suelen ser personas bastante incultas, porque los políticos que llegan a la cima generalmente han enfocado todas sus energías vitales a la consecución de logros en su carrera política. Y si son buenos estadistas, pues sabrán gobernar, que es lo más importante.

La de Uribe es una apuesta segura, pero poco atractiva en términos de esperanza y progreso real para la mayoría de colombianos que no pertenecemos al exclusivo sector exportador, ni mucho menos al “Sindicato Antioqueño”. Y los tímidos éxitos de su gobierno, que no se pueden desconocer, están mal cuantificados por sus seguidores fundamentalistas, que tratan a sus críticos, como “perros infieles” a su religión.

Por otro lado, la de Gaviria, es una promesa maravillosa, sobre el papel. Promesa electorera sin sustentación en la práctica. Y Gaviria, muy a pesar de su gran intelecto, ya dio muestras inequívocas de debilidad de carácter al no apoyar pública- y abiertamente al alcalde de Bogotá, Luis Garzón, durante el paro de transporte con el que se pretendió inmovilizar y extorsionar a sus 7 millones de habitantes. Si falla en lo pequeño, con mayor razón en lo grande.

¿Qué hacer? Lo mejor sería votar por Serpa o Gaviria, para forzar una segunda vuelta. Así podremos ver el Mundial de Alemania 2006 en paz, sin distraernos, y decidir después cual de los dos, es “menos peor” para nuestra magullada democracia.

Ambos deben esforzarse más, si tanto quieren el poder. Y mientras tanto, excelente que los medios se hayan olvidado de ellos. Ya sólo hay espacio en los noticieros para un escueto resumen de 10 minutos de la realidad nacional e internacional, el resto son modelos y fútbol, como debe ser.