domingo, agosto 26, 2007

Unas son de cal y otras son de arena (Editorial)

Tener varias vertientes de opinión dentro de un mismo medio masivo de comunicación se presume como signo de equidad y equilibrio. De esta manera se pretende lograr neutralidad ideológica del medio, y ante todo, objetividad periodística. Pero en la práctica la mayoría de personas que leemos columnas de opinión por ejemplo, ya tenemos decidido de antemano cuáles son nuestros columnistas, aquellos que de acuerdo a nuestra visión política, presentan la noticia como se debe, o interpretan la realidad nacional y los hechos de la política más correctamente. Por supuesto, ello puede ser un error. Error que cualquiera de nosotros es susceptible de cometer. Pero igual es necesario echarse al agua de vez en cuando, y arriesgarse a emitir un juicio sobre la realidad nacional. Quizás una buena manera de hacerlo, sea practicando una especie de “periodismo comparativo”.

En ese orden de ideas se mencionarán dos artículos de la Revista Semana, que por sus contenidos y conclusiones, son diametralmente opuestos. Por un lado está el artículo de la columnista María Teresa Ronderos, fervorosa crítica del gobierno colombiano de Álvaro Uribe. En su último artículo titulado Sin querer queriendo, la periodista ataca al gobierno del presidente Uribe en virtud de lo que ella considera una “extraña coincidencia”, o en palabras suyas –y en sentido irónico-, una “mera casualidad”. Cito algunos apartes: “¿quién puede sospechar que los subsidios de la generosa mano presidencial que el 9 de agosto alcanzaron a un millón y medio de familias en 800 municipios puedan incidir en algo en las campañas locales? ¿A quién se le puede ocurrir que en la popular Presidencia estaban pensando en votos y elecciones cuando masificaron este programa para regalarle un chequecito mensual a cada hogar pobre? (..)El más ostensible fracaso del gobierno Uribe sin duda ha sido su incapacidad para liberar a los secuestrados por las Farc. Su ineptitud en el manejo de esa tragedia ha sido tan grande, que ni siquiera ha podido rescatar a los que murieron en cautiverio. (..)¿Pero quién se atreve a interpretar la última salida presidencial, de encargarles a dos contradictores suyos, Hugo Chávez y Piedad Córdoba, la búsqueda del intercambio humanitario, como un golpe genial de publicidad electoral?”

Como quien dice, además de cotudos con paperas. Independientemente de que a uno le guste o no Uribe como presidente, no entiendo como lo critican por dar subsidios a los más pobres. Si acaso pretenden criticar el momento en el que estas ayudas se ofrecen, por su coincidencia con unas elecciones para alcaldías y gobernaciones, ¿la solución es no darle de comer a los campesinos, no vacunar a sus hijos, ni mandarlos al colegio, hasta que pasen las elecciones? Peor aún, ¿debe el presidente suspender toda obra de gobierno, o no gobernar “bien”, hasta que terminen las elecciones? Posición ridícula, y bien difícil de sustentar, no sólo materialmente, sino éticamente. Seguidamente viene un “enlace” muy artificial con otro hecho político: la autorización del gobierno Uribe para que la senadora colombiana Piedad Córdoba y el presidente venezolano Hugo Chávez adelanten conversaciones con las Farc, con miras a lograr un acuerdo humanitario. La periodista en cuestión “amplía” su crítica, señalando la inutilidad de tal acto, dado que no hay voluntad presidencial de despejar territorio para el mismo. Y señala que este conjunto de decisiones dudosas, oportunistas o amañadas –en otras palabras- redundarán en la tendencia hacía la baja de la popularidad del gobierno central. Pero si la popularidad del presidente Uribe es el objetivo primordial de sus acciones en primer lugar, ¿no deberían ceder entonces a las pretensiones de la guerrilla? ¿Al fin qué?

Peor aún. La periodista no le ha preguntado a los habitantes de Florida y Pradera (Valle) si quieren que sus hogares, las escuelas de sus hijos, sus vidas cotidianas, queden en manos de las Farc. Este hecho preocupa poco o nada a los defensores de un despeje con concesiones casi totales para la guerrilla. Pero hablemos del otro artículo, el del columnista Rafael Nieto, titulado La caja de Pandora. Trata específicamente sobre la autorización que le da el presidente Álvaro Uribe a su homólogo venezolano para intentar el intercambio humanitario en Venezuela. Se trata de establecer si tal decisión fue o no una equivocación estratégica, toda vez que se está autorizando a intervenir a un político de ideología diametralmente opuesta a la de Uribe, a intervenir en un asunto interno del país. Según Nieto: “Para aplacar a quienes creen que la autorización al jefe de gobierno de un tercer país supone riesgos en materia de legitimación de la guerrilla o, peor, de otorgamiento del estatuto de beligerancia, baste decir que ni por los antecedentes ni por la finalidad hay peligro. Por los antecedentes, porque Chávez no es el primero en la tarea. Ya antes habían sido autorizados Francia, España y Suiza. A ninguno se le ocurrió que para conseguir la libertad de los secuestrados había que darles beligerancia a las Farc. El otorgamiento de esa calidad está reglado por el derecho internacional y no es discrecional. No es un acto sujeto a la mera voluntad de un gobierno. (..) El Presidente se jugó una carta desafiante. Como presumo que ha evaluado los peligros eventuales, deduzco que primaron las consideraciones humanitarias.”

Curiosamente ambos columnistas son escépticos en cuanto a los resultados favorables de la gestión humanitaria. Asimismo ambos cuestionan las posibles motivaciones del presidente para autorizar a la senadora Córdoba y al presidente de Venezuela para iniciar contactos con la guerrilla, pero la periodista Ronderos defiende con vehemencia su tesis de “oportunismo presidencial”, y Nieto la de que el presidente “está quemando los últimos cartuchos” para lograr la liberación de los secuestrados mediante una negociación política. Al final, como siempre, todo se reduce a criticar al presidente favorable- o desfavorablemente, porque no quiere permitir el despeje. Es razonable concluir que, según la Ronderos, los campesinos deberían seguir muriéndose de hambre mientras pasan las elecciones, y que los derechos de los habitantes de Pradera y Floridaasí como los derechos de los colombianos que podrían ser vulnerados allí- son irrelevantes. Es evidente que Nieto no se compromete con criticar la decisión de Uribe -aunque no la aprueba-, y que valga la aclaración, sí es contradictoria e inconveniente para con las propias tesis sobre seguridad democrática del presidente colombiano. Y es preocupante la decisión de Uribe, teniendo en cuenta que se le están dando alas al presidente venezolano, no sólo para promocionarse a sí mismo, sino lo que es realmente grave, a los asesinos de los once ex diputados del Valle, y de sabe Dios cuanta gente más. Y eso por no mencionar su permisividad con el presidente francés Nicolás Sarkozy. ¿O acaso la petición de éste “demócrata europeo” de liberar al canciller de la guerrilla Granda, un cabecilla de un grupo terrorista, no es inmiscuirse en “asuntos internos” del país? Y por simple lógica, ¿ceder ante tal pretensión foránea, no fue un error político de Uribe? De nuevo, ¿al fin qué?

Por supuesto que la otra cara de la moneda está dada por la grave crisis ética y moral de los políticos salpicados por el escándalo de la parapolítica, y especialmente las lamentables e innegables conexiones entre algunos políticos uribistas con la delincuencia del narcotráfico y paramilitares. Más graves aún las denuncias sobre las gravísimas infiltraciones de la inteligencia militar colombiana por parte de la guerrilla, los paramilitares y el narcotráfico. Pero hay que señalar categóricamente, que es la administración de justicia del mismo gobierno –no la acción de la oposición-, la que ha venido denunciando e investigando estos hechos públicamente. Lo mismo puede decirse de las reincidencias en el delito de los jefes paramilitares desmovilizados, de acuerdo a la información del gobierno y de los principales medios de comunicación colombianos, incluida la Revista Semana, claro está. Entonces volviendo al tema inicial, uno se pregunta: ¿Acaso la justicia se logra dando concesiones a los unos y a los otros por partes iguales, o más bien combatiendo ambos males sin tregua? De cualquier manera, es evidente que entre el columnista Rafael Nieto y la periodista Maria Teresa Ronderos, el primero es más genuino y diáfano en sus opiniones políticas, en la medida que sus opiniones se basan en hechos, y no tanto en la filosofía política del momento. Además, hablando de “propaganda electoral”, es claro que las reuniones y el protagonismo del partido de izquierda, el Polo Democrático, y del alicaído Partido Liberal -¿ahora es de centro?- con los gestores del tal intercambio los beneficia más a ellos que a los partidos uribistas. Entonces, como mínimo se concluye que hay más de un oportunista involucrado en este cuento, tratando de obtener réditos electorales con el dolor de los secuestrados y sus familias, y no se trata del presidente colombiano, precisamente. Aún así, ninguno de los dos periodistas podría afirmar de sí mismo que hace algún esfuerzo por ser objetivo. Claro que en honor a la verdad, la objetividad periodística jamás ha existido, ni aquí, ni en Cafarnaúm.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no encuentro relaci�n entre las elecciones y unos subsidios. Habr�a relaci�n si para recibir el subsidio se debiera votar por un candidato determinado o como pasa en este caso

http://www.youtube.com/watch?v=dDVVLiZmhoQ

EDITOR GENERAL (THL) dijo...

Anónimo: Yo tampoco veo la relación. Gracias por el comentario y el link del video, está excelente. Para los lectores: el video se llama NADA MÁS QUE UN TAMAL, y trata de un señor que confiesa haber vendido su voto por un tamal. Gracias.