miércoles, marzo 22, 2006

Con licencia para chismosear y calumniar


La Revista Cambio entró a una nueva era del re-contra-ultra-espionaje, y todo esto gracias al “perspicaz y ultra-sagaz” Mauricio Vargas, el agente 001 del periodismo ultrasecreto, el “agente del cambio”. Sacrifico el número 7, porque temo herir el ego de Vargas, y que luego en venganza también nos espíe a nosotros, y revele la identidad de Editor General del OIMC a la opinión pública.

Sólo por si acaso, hubiera sido bueno saber, si de ser ciertas las “denuncias” sobre el estatus de “espía” del embajador cubano: ¡¿Cuál fue el superplan, o cuales fueron las maniobras de desestabilización política que descubrió Vargas?!

He revisado una a una la serie completa de las películas de James Bond, el agente 007, para escudriñar las sofisticadas técnicas de contraespionaje de Vargas: un informe de los EEUU. Bueno, ¿y ellos cómo saben? ¿Son espías también?

El patrón de asesoramiento de "la verdad" de Bond siempre es investigar primero, descubrir el plan maléfico del villano de turno, y luego si, confrontar y denunciar al enemigo, con la autorización de “M” y “Q”. Pero la acusación de CAMBIO, y por ende de su director, Mauricio Vargas, es que “existe un potencial espía entre nosotros, que PODRÍA tratar de sabotearnos, aunque aún no lo ha hecho", y en caso de que lo hiciera, Vargas no tiene ni la más mínima idea de cuáles son los “planes del enemigo”. Gran servicio a tu nación, Vargas. Todo un patriota.

Pero la noción de lo que es ético, y de lo que no lo es, es lo suficientemente universal, y es tan de sentido común, que es difícil diferenciar los chismes de espionaje de Vargas de los chismes de SWEET, con la gran diferencia, de que Vargas está jugando con la estabilidad de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Colombia.

Acepto que Vargas sea ultra-uribista, ultra-godo, ultra-derechista, ultra-extremista, y en últimas, que sea ultra-monótono en su discurso carente de objetividad, que en su mentalidad medieval, favorece enfermizamente a los que cree “buenos” y desfavorece a los “malos”.

Al fin y al cabo, la libertad de expresión y de información son derechos inalienables e intransables. Sin embargo, aunque no existe oficialmente, creo que no existe el derecho a la estupidez, o a la desinformación. Alguien debería contarle a este superagente, que el muro de Berlín ya cayó, que Rusia es un estado asociado a la OTAN, que existe ahí de nuevo la libertad de cultos, y que en Colombia está permitido el intercambio ideológico y comercial con naciones cuyos sistemas políticos son diferentes al nuestro. El que Cuba mismo no sea una democracia, no es nuestro problema en ese sentido.

Alguien debería explicarle esto a los estudiantes “militantes” del “partido rojo” de la Universidad Nacional, a las FARC, y a sus archienemigos, las AUC, Vargas y su presidente.

La guerra fría ya terminó.

Este lamentable episodio periodístico, estimulado por el afán de subir las ventas de una revista alicaída, que fue vendida por tres pesos a EL TIEMPO, y que pregona el “cambio” en su nombre, es un ejemplo de periodismo de cuarta, que en nada contribuye al bienestar de Colombia. Pero claro, se nos olvidaba, por algo este episodio podría llamarse “Al servicio de su majestad,……..el Rey Uribe I”.

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