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sábado, septiembre 20, 2008

Chibcha Big Bang

No es por mofarme de mi patria, ni tampoco de la “muy eficiente burocracia estatal”, ni mucho menos de la participación del sector privado como “motor de desarrollo nacional”. Pero por una cuestión de indiosincrasia, cuando uno escucha la noticia de que el famoso y ultramoderno acelerador de partículas del CERN (Centro Europeo de Investigaciones Nucleares), “se dañó” por una conexión eléctrica defectuosa entre dos imanes, y que a su vez esto causó un fallo mecánico, es difícil no preguntarse:

¿Será que el contratista encargado de la ingeniería eléctrica, es alguna insigne empresa colombiana de capital público, mixto o privado, de esas mismas que se encargan de los servicios públicos por estos lados? En ese orden de ideas apareció entonces por ahí alguna anécdota de ficción muy remota, una de muchas por el estilo de Macondo. Trata sobre contratistas colombianos, y a partir de la cual se reelabora una especulación de lo que pudo haber pasado con esta obra en este caso. Para entender este cuento*, nada como empezar por el principio.

Había una vez, hace unos cinco años, un comité de ingenieros y físicos ilustres del CERN. Este comité abrió algunas licitaciones públicas para terminar el cableado eléctrico que conecta los imanes del acelerador de partículas a la planta de energía eléctrica. Era una obra menor, desde el punto de vista del diseño de tecnología o de precisas medidas científicas. Se trataba de instalar un número determinado de cables que cumplieran con unos estándares mínimos para el correcto y preciso transporte de la energía eléctrica.

Finalmente el CERN recibe tres ofertas, una de un contratista gringo en asocio con la prestigiosa ENRON, una de un contratista alemán con la archifamosa SIEMENS, y una de un improvisado “comité científico-técnico” de alguna empresa colombiana comercializadora de energía eléctrica, de esas que suben las tarifas “porque sí”, mejor dicho, cualquiera que escoja el lector. La propuesta del consorcio alemán entonces ascendía a unos 30 millones de euros, la de los contratistas gringos a unos 50 millones de euros, y la colombiana, digamos que a unos 90 millones de euros.

Por supuesto que algunos científicos aburridos de dedicarle su vida entera a unas migajas subatómicas llamadas bosones, muones y quarks, hallaron más interesante y refrescante enriquecer sus conocimientos averiguando “por su lado” por qué carajos las tres ofertas eran tan disímiles entre sí. El consorcio alemán era el primero en presentar su propuesta, y explicaba entonces que el alambre de cobre de su marca constaba de dos capas aislantes resistentes al calor y al fuego, y otra adicional que aislaba el cable por completo de campos electromagnéticos.

Todo el cable costaría unos veinte millones, y diez millones más por transporte, equipos empleados y mano de obra. El consorcio gringo por su parte justificaba su mayor presupuesto alegando que ellos incluían en su oferta una cubierta de PVC, con lo que protegen el cableado de otros elementos externos que pudieran dañarlo. El consorcio colombiano, al que prácticamente ya habían descartado, justificó “a cabalidad” su precio final de la obra, mucho mayor, explicando cómo se ganan las licitaciones públicas en Colombia.

Primero, treinta millones de euros serían para el consorcio alemán, al que subcontratarían después de “ganarse” la licitación. Veinte millones serían para los distinguidos integrantes del comité que les dieran “una empujadita” en la licitación, diez millones para que los gringos "comieran callados", y los treinta restantes, para el consorcio criollo, claro está. Aquellos científicos que ya estaban hastiados de tanto muón y bosón, quedaron encantados con esta filosofía de negocios -y con la propuesta-. Incluso un tiempo después se nacionalizaron en Colombia un par de ellos, y hasta daban entrevistas para prestigiosos noticieros colombianos sobre "la otra cara de Colombia", o sea, "el lado bueno", y con esa publicidad se consiguieron un “mujerón de silicón” cada uno, o sea, unas calentanas de rechupete.

Obviamente, los nuevos y prósperos ex científicos, ahora convertidos en honorables empresarios "generadores de empleo", no tardaron en ser objeto de envidias y amenazas. Tristemente, un par de años después les tocó devolverse como “refugiados políticos” -con sus mujeres, hijos, hijastros, suegras y todo familiar hasta de tercer grado- de vuelta en la vieja Europa, y nunca más se supo de ellos. Hasta que en días recientes se especuló que un cartel colombiano, no uno de drogas, sino un nuevo cartel del cobre, estuvo de "visita" en las instalaciones del CERN. Después de esto, "faltaban unos cablecitos", y los que quedaban, pues se sobrecargaron e hicieron un ¡Big Bang! THL

* Derechos reservados y registrados por el autor

lunes, septiembre 08, 2008

Otro Apocalipsis este 10 de septiembre

Esta vez no se trata del fin del mundo anunciado por parte de alguna secta religiosa, y que como tantas otras, se autoproclame como la verdadera representante de alguna deidad en nuestro planeta. Se trata del inminente estreno del acelerador de partículas del Laboratorio Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), que será inaugurado con bombos y platillos este 10 de septiembre (pasado mañana), y alrededor del cual se ha armado una polémica mundial. Este será el acelerador más poderoso de partículas del mundo. Aunque no es el primer acelerador de partículas existente, se calcula que esta nueva máquina producirá haces que tendrán una energía siete veces más elevada y con una intensidad treinta veces superior. ¿Que pasará cuando las partículas recorran en un instante imperceptible para nuestros sentidos sus 27 km de longitud y produzcan el tan anhelado choque?

Según el portal SWISSINFO.CH: “Una de las principales tareas de los aceleradores en el CERN es la detección de los denominados agentes de interacción. Con los colisionadores anteriores, el centro ya ha logrado descubrir los bosones W y Z, que son minúsculas partículas que pertenecen a la denominada fuerza débil. Otros agentes son el fotón, que es asociado a la fuerza electromagnética, o el gluón, que es un agente de la fuerza fuerte. El siguiente reto es la detección del famoso bosón de Higgs, una partícula que confirmaría el modelo estándar que explica el funcionamiento y la naturaleza del universo.”

Pero la búsqueda del tal bosón de Higgs, considerado por las eminencias científicas fundamental para la comprensión del origen de nuestro universo, no está libre de polémica. Para empezar, se cree que el choque inducido de partículas subatómicas como los hadrones podría llevar a la creación de agujeros negros. Y créanlo o no, los científicos a favor o en contra de estas investigaciones están de acuerdo en dicha posibilidad. En lo que no están de acuerdo la mayoría de ellos, es que dichos agujeros negros constituyan una amenaza para el planeta. Las especulaciones dan para todo. Dos científicos rusos por ejemplo incluso creen que podrían formarse los tales gusanos, comunicaciones del espacio-tiempo, propuestas por el científico vivo más importante de nuestro tiempo, como lo es Stephen Hawking, y que permitirían viajar en el tiempo.

Uno de los pocos físicos que se opone a la idea de poner a colisionar hadrones es Francesco Calogero, un físico nuclear de la Universidad de Roma, ganador del Premio Nóbel de la Paz de 1995 junto con otros científicos (Sí, de la paz, por un proyecto de control de armas nucleares). En el año 2000 Calogero publicó un artículo titulado: ¿Podría un experimento de laboratorio destruír el planeta Tierra?, del inglés: Might a laboratory experiment destroy planet earth? Para responder la pregunta sobre el riesgo real implicado en este experimento, Adrian Kent de la Universidad de Cambridge, hizo un ensayo interesante, consistente en aplicar la teoría estándar de una compañía de seguros para evaluar la cuestión del riesgo, y llegó a la conclusión de que el acelerador podría matar al menos unas 120 personas en una década de operación.

Sin embargo el científico español Álvaro de Rújula, un físico que hace parte de los trabajadores y científicos de planta del CERN, y quien además estuvo a cargo de escribir un reporte de seguridad sobre esta máquina que busca recrear el Big Bang, dijo que aplicar dichas fórmulas de esta manera transgredía el sentido común. Es decir, que incluso predecir la pérdida de 120 vidas humanas, en contraposición a la drástica extinción de nuestro planeta entero, resultaría igualmente irresponsable: “Aplicada a todas las catástrofes imaginables, resultaría en una parálisis mundial”, escribía en su reporte este científico. La argumentación retórica corre por cuenta de Rújula sin embargo, más allá de cual sea la verdad.

De todas maneras a la postura más apocalíptica del físico italiano Calogero se suman el físico estadounidense Walter Wagner y el físico español Luis Sancho, que han denunciado al CERN penalmente en el estado de Hawai (USA) por "genocidio potencial". La mayoría de los científicos creen que de formarse un agujero negro este se evaporará, de acuerdo a una teoría de Stephen Hawking, precisamente. Pero no existen hasta la fecha pruebas algunas sobre agujeros negros que se evaporan, pues se trata de una hipótesis científica. Tales pruebas podrían obtenerse a partir de los resultados obtenidos en las observaciones mediante un telescopio de rayos gamma como el "Fermi" de la NASA, también conocido como GLAST, pero hasta ahora no hay pruebas. De esta manera, habría un 50% de probabilidades de extinción total por un agujero negro, de no ser cierta la teoría de Hawking. También podríamos convertirnos en una estrella de neutrones, con otro 50% de probabildad, por lo que combinando ambas posibilidades, habría un 75% de probabilidades de extinción total, de acuerdo al razonamiento de Wagner y Sancho.

En cuanto a nosotros, los ciudadanos del común y corriente, y que no llegamos más allá de la evidencia de la manzana caída de su árbol por efectos de la gravedad de Isaac Newton, de todas maneras nos preguntamos donde está el límite entre una ciencia al servicio del hombre, y una que juega a ser Dios. Quizás no tengamos los elementos para juzgar una materia tan compleja como la astrofísica, la cosmología o la física cuántica, ni mucho menos la Teoría del Big Bang. Pero que la humanidad ha sido víctima del mediocre ímpetu de científicos ávidos de gloria y reconocimientos, de eso no hay duda. Hace tiempo que la especie humana demostró su superioridad con respecto al resto, pues es la única capaz de autodestruirse por voluntad propia. ¡Bravo!

Y por eso el sentido común nos indica que por fascinantes que puedan resultar algunos hallazgos científicos, hay precios demasiado altos por pagar a cambio de unos conocimientos medio inocuos, como unas partículas que ni se pueden untar en el pan para el desayuno. Al menos esta vez, si es que hubiere consecuencias fatales, o bien serían tan instantáneas que no alcanzaríamos ni a percatarnos de nuestra extinción, o bien, las consecuencias se verían en el primer mundo, y no tanto en nuestro golpeado y maltratado hemisferio “subdesarrollado”. Además, se dice por ahí que el tiempo se desacelera o hasta detiene en las cercanías de un agujero negro. De pronto esta sea nuestra gran oportunidad para ponernos al día con los europeos, o hasta superarlos… THL


ACTUALIZACIÓN (10/09/08): Aunque el acelerador de partículas ya fue estrenado el día de hoy, técnicamente el "fin del mundo" fue aplazado para el 21 de octubre, fecha en la cual se pondrán a chocar protones entre sí, cada uno a una velocidad equivalente al 99,9% de la velocidad de la luz, sumadas sus velocidades en direcciones contrarias, la velocidad relativa entre los protones al colisionar será del doble de la luz, claro está. Se recomienda precaución a los lectores con la manera en que divulgan y/o discuten esta noticia científica, sobre todo con personas muy susceptibles, pues ya en la India una joven de 17 años se quitó la vida por temor a los hipotéticos agujeros negros, lo cual ya es bastante absurdo, más allá de las circunstancias de fondo que pudieren haber desencadenado en un acto de histeria o descontrol en este ser humano.