domingo, junio 15, 2008

¿Un mundial sin Brasil?

Suena exótico, quizás por lo improbable, o quizás también porque para muchos fanáticos del fútbol, un mundial sin Brasil no sería mundial. Pero es absolutamente posible, al menos en teoría, de acuerdo a la lógica de las matemáticas y de la estadística. A la fecha de hoy, siendo 15 de junio, y habiendo perdido los cariocas un partido ante un equipazo como lo es Paraguay por dos goles a cero, pero habiendo perdido también contra el “patito feo” de la región -en lo que a fútbol respecta-, como lo es Venezuela, y por idéntico marcador en un partido amistoso, se me ocurrió la pregunta del "Qué pasaría si...". Aún están de cuartos en la clasificación general, justo un punto por encima de la “vinotinto” (Venezuela) precisamente, y aún falta mucha tela por cortar.

Las eliminatorias ni siquiera están a la mitad. Seguramente la estadística demostrará que la probabilidad de que Brasil entrara en una debacle continuada es más bien baja, y que se trata tan sólo de una mala racha. Aún así me intriga saber cual sería la respuesta de los hinchas brasileros, y del pueblo carioca* en general, ante una hipotética no clasificación de su equipo al Mundial de Sudáfrica-2010. Sin temor a exagerar, creo que ello sería un golpe peor para la nación auriverde que una sanguinaria dictadura militar, o una crisis económica sostenida y generalizada, o un desastre climático y humanitario a gran escala. Claro que como organizadores del Mundial del 2014, los pentacampeones tienen garantizada una "recuperación" de este golpe hipotético.

Los brasileros literalmente viven por y para el fútbol. Son el único equipo del mundo que no ha faltado a un sólo mundial. Para ellos no asistir a cualquier mundial de mayores, sería un desastre equiparable para su moral al de la derrota de los Estados Unidos en la Guerra del Vietnam, y ello a pesar de que el sentido común indicase que nada vale más que una vida humana, y mucho menos el orgullo por una camiseta de fútbol. Pero para el gobierno que estuviere eventualmente en el ejercicio del poder en ese momento, la situación sería más que incómoda. Los brasileros empezarían a buscar en quien desquitarse. Quizás empezarían a utilizar su tiempo libre en evaluar qué tan bien o mal anda la política en su país. Las exigencias y demandas del pueblo por la reducción del desempleo, por mejores condiciones socioeconómicas y más justicia e igualdad no darían espera.

Enfrentados con su realidad, quizás algunos cariocas decidieran iniciar una revolución. El país entraría en una racha de inseguridad interna, que ahuyentaría no sólo a los mercaderes de pases multimillonarios de los futbolistas, sino de productos básicos de exportación brasileros. O quizás, sólo quizás, la nación carioca asumiría la “hecatombe” con dignidad y entereza, y tratarían de entender los sentimientos de millones de hinchas de equipos humildes que hemos celebrado en su momento la sola clasificación a un mundial como una hazaña histórica. Quizás, como en esa película de boxeo de Sylvester Stallone llamada “Rocky II” buscarían el tal “ojo del tigre”, y volverían a sus raíces futboleras de antaño, esas de cuando el fútbol era un arte y una pasión, por encima de un artículo de mercadeo masivo. Y ahí si volverían para demostrar de qué están hechos, y por qué el de Brasil, se supone es el mejor fútbol del mundo.

Pero en el convulsionado mundo de hoy, mucho me temo que la primera versión apocalíptica, y según la cual, la supervivencia de toda una nación quedaría en veremos por un juego de noventa minutos con once tipos en pantaloneta contra otros once, luchando a sangre y fuego por impulsar un balón de cuero sintético dentro del arco de su rival, sería la más probable. También cabría preguntarse si la FIFA sería neutral ante una eventual debacle de este equipo. ¿Perderían demasiado dinero de no "meterle la mano" al asunto? ¿Los árbitros empezarían a equivocarse “más de la cuenta” a favor de Brasil durante la parte final de la eliminatoria? ¿Alegarían que perdieron porque les tocó jugar a una altura superior a los 2500 metros sobre el nivel del mar?

Supóngase además, que al final de la jornada Brasil igualara con Venezuela en puntos para el último lugar de los que entran, pero que una diferencia de gol a favor del primero no los clasificara. ¿Acusaría el presidente brasileño y sindicalista Lula Da Silva a su otrora amigo y homólogo venezolano, el "revolucionario" Hugo Chávez Frías de comprar árbitros con petrodólares? O si ese equipo del empate fuera Colombia por ejemplo, ¿qué harían? ¿Cómo reaccionaría la FIFA? ¿Habría rompimiento de relaciones diplomáticas entre los países empatados? Porque hace casi cuarenta años por ejemplo, en 1969, estalló una guerra entre Honduras y El Salvador. ¿El desencadenante? Un partido clasificatorio al Mundial de México-70 entre las selecciones nacionales de estos países.

Muchos dirán quizás que, “eran otros tiempos”, o que “eso por aquí no sucedería, ya que somos democracias maduras”. Pero…, algunos de los hinchas aquí en Colombia y en el mundo han asesinado a otros hinchas de equipos rivales, por partidos de muy poca monta. Aquel cinco de septiembre de 1993 cuando Colombia le ganó a la Argentina 5-0 en Buenos Aires por la clasificatoria al mundial de 1994, hubo 51 muertos por las celebraciones en nuestro país. Y los hinchas de los países “duros” del fútbol, como Argentina, Brasil, Inglaterra, Alemania o Italia, son capaces de “hazañas” muy superiores. ¡Bah! ¡¿Pero por qué me amargo el rato con situaciones hipotéticas?! Mejor disfruto mientras pueda. Y el día que Brasil no clasifique al mundial, o se estrelle un mega-asteroide contra el planeta, o lo que sea, pues cierro los ojos y me tapo los oídos. Igual no soy hincha de Brasil. Faltaba más…

NOTA 1 (19/6/2008): *: Gracias a Titowed que me hace una observación sobre el empleo erróneo en este artículo del gentilicio 'carioca', toda vez "que no es correcto llamar a Brasil como la nación carioca o la selección carioca, los cariocas son solo los del estado de Rio de Janeiro, es como si al referirse a Colombia se dijera la nación paisa o la nación cachaca".

NOTA 2 (19/6/2008): Falta un partido de la fecha que se jugará hoy entre Venezuela y Chile, si cualquiera de los dos gana, podría subir al tercer o cuarto lugar de la tabla, pues ambos tienen siete puntos y con una victoria serían diez puntos, igualando a Colombia, y definiéndose la posición por diferencia de goles a favor. Brasil con nueve puntos se desplazaría al quinto lugar, aún en la zona de clasificación pero con repechaje. Se publicará en este blog una tabla con las posiciones actualizadas una vez se conozca dicho resultado.

domingo, junio 08, 2008

Crónica sobre las paradojas de una reelección

Cuando hace un poco más de dos años muchos colombianos se oponían a la reelección, no todos lo hacían necesariamente porque no estuvieran de acuerdo con muchas de las políticas del actual gobierno. Pero en ese sentido, la política de seguridad democrática, y que sólo empezó a mostrar logros evidentes e innegables en estos últimos dos años del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, le dio la razón a quienes se pusieron la camiseta de la reelección. Valga aclarar en aras de la honestidad y sinceridad, que hasta entonces las críticas por el estilo a veces autoritario del gobierno, junto a los relativamente modestos resultados de esta política, hacían pensar que no habría más logros significativos. Felizmente muchos de nosotros estábamos errados.

Los golpes contra el narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla han sido contundentes, y la credibilidad de las instituciones policivas y judiciales, así como de las fuerzas militares, es bastante alta. Ello a pesar de graves escándalos como el de la Masacre de Jamundí, la infiltración del DAS, la parapolítica en el congreso, y ahora la farcpolítica que se le viene encima al país -aunque como es de suponerse esta última salpica gravemente a los integrantes de la oposición y no al ejecutivo, pero sí al legislativo-. De todas maneras todo esto se suma a la noción pública general de que el congreso es probablemente la institución más corrupta del país, y la única en que la política de seguridad democrática no ha redundado en una mayor confiabilidad, sino todo lo contrario, un objeto de vergüenza nacional.

La crisis institucional
También han existido una serie de cuestionamientos alternativos entre el ramo ejecutivo y el judicial, primero con la Corte Constitucional, y luego con la Corte Suprema de Justicia, además de rencillas de leguleyos entre las cortes mismas. Pero más allá de los cuestionamientos por una supuesta politización de la justicia, este ramo funciona más o menos bien, con sus altibajos, claro está. Pero el ramo legislativo como se decía, va de mal en peor. Los opositores de Uribe no dudan en acudir a la demagogia para insultar al jefe de estado, señalándolo por ejemplo como un supuesto futuro Alberto Fujimori, o comparando su eventual proyecto de reforma constitucional con las maniobras fujimoristas para perpetuarse en el poder, y que en el caso colombiano lo que pretende es que vía referendo popular se posibilite la segunda reelección de Uribe.

Además condenan al gobierno por dejar moribunda la reforma política y su ley de la “silla vacía”, una propuesta encaminada a que se castigue a los involucrados en procesos criminales por alianzas con grupos armados ilegales con la pérdida definitiva de la curul, cuando haya medidas cautelarias y/o penas condenatorias definitivas. Siendo esta última una medida justa, y de asepsia moral y ética de este desprestigiado congreso, si se quiere, no hay que olvidar que existe también un problema de representatividad en el poder -es decir, mantener las mayorías uribistas-, y que aparentemente favorecería a los partidos políticos de oposición, es decir, al Polo Democrático Alternativo y al Partido Liberal Colombiano. De ahí que esta medida no sea considerada "justa" por parte del uribismo.

Pero con dineros ilegales o sin ellos, es claro que la gran mayoría del pueblo colombiano votó por sus senadores y representantes sin coacción de por medio, salvo en lo municipios dominados por paramilitares y guerrilla, claro está, y cuyo caudal electoral hubiera sido insuficiente para modificar la composición actual del congreso en primer lugar. Es decir, votaron por los congresistas elegidos porque estaban con Uribe, supuestamente. El delito electoral, muy grave por cierto, de quienes se financiaron con dineros oscuros, no implica por tanto que los votantes hayan salido a las urnas a depositar sus votos con un revólver en la cabeza. Pero además, habría que aplicar la misma medida a los congresistas colaboradores de la guerrilla. El problema es que para cuando estas investigaciones surtan efectos legales, la oposición ya habrá sacado ventaja de su mayor representatividad en el congreso, para frenar la agenda legislativa del gobierno, o para forzar a negociar una no reelección, por ejemplo.

La parapolítica y el oportunismo de la oposición
Por otra parte los crímenes de la parapolítica lo que implican legalmente es que la publicidad y las relaciones corruptas facilitaron injustamente que unos candidatos se destacaran por encima de otros, de manera que esto redundaba en su elección. ¿Debe revocarse el congreso de manera parcial o total por esto? Exactamente esto alegaba el ex presidente Andrés Pastrana Arango cuando perdió las elecciones presidenciales frente al ex presidente Ernesto Samper Pizano en las elecciones para el periodo de 1994 a 1998, y que resultaron ser objeto de un financiamiento por parte del Cartel de Cali con unos 5.000 millones de pesos de ese entonces, según un famoso “narcocassette” que dio origen al famoso Proceso 8.000. Medio país exigía la renuncia de Samper, liderados por Pastrana. Y salvo por la visa para viajar a los Estados Unidos que le fue revocada a Samper, el resto del sufrimiento corrió por cuenta del pueblo. Como siempre.

No deja de ser irónico entonces que Samper haga parte ahora de quienes proponen incluso la revocatoria de todo el congreso, y además presionan paralelamente por un supuesto acuerdo humanitario con las Farc. Y más irónico aún, que él y su archienemigo Pastrana coincidan en esta idea según la cual hay que debilitar la política de seguridad democrática, y poner en grave riesgo la vida de cuarenta millones de colombianos que sentimos físico asco por la guerrilla y sus simpatizantes, para poder mejorar las relaciones con los gobiernos beligerantes de Ecuador y Venezuela, entre otras cosas dudosas. Ni hablar del Despeje del Caguán durante la era Pastrana que siguió a la de Samper, y que sólo sirvió para fortalecer a estos terroristas una vez más.

Teodora Bolívar, ¿la verdadera jefe del Partido Liberal?
Aún así, es necesaria una depuración del congreso que garantice que sus integrantes no tengan más nexos con grupos armados ilegales, o que defiendan sus intereses, en vez de trabajar con honorabilidad para el pueblo que los eligió. Ahí aparece entonces la senadora Doña Piedad Córdoba, alias ‘Teodora Bolívar’, una fiel sirviente de las Farc, de acuerdo no sólo a sus coincidencias ideológicas con este grupo terrorista, sino además a graves denuncias de múltiples medios. Y ante sus escandalosas y gravísimas injurias en contra de Uribe, y más encima, laureles a las acciones genocidas de alias ‘Manuel Marulanda Tirofijo’, el ex presidente César Gaviria Trujillo, máximo jerarca del Partido Liberal, responde con tibias y tímidas críticas por la utilización de un lenguaje "subido de tono".

Y no está sólo, pues según la Revista Semana, la senadora está actuando de manera legítima: “Son actos que merecen ser condenados, que mancillan la dignidad nacional, y que, con razón, enfurecen a la mayoría de los colombianos. Pero sus opiniones no son un delito. Piedad, como todos los ciudadanos, es libre de pensar, opinar y decir lo que quiera. Y, con la investidura de congresista, no pierde ese derecho. Si ella quiere seguir insultando al Presidente, criticando el establecimiento, elogiando a Chávez o coqueteando ideológicamente con las Farc, podrá seguir haciéndolo sin que por ello le tengan que dictar orden de captura. Porque en el derecho a la libertad de expresión y opinión radica uno de los pilares fundamentales de la democracia. Y más aun si esa opinión no le agrada a la mayoría. Que Piedad vocifere aleluyas a la guerrilla o diga cosas que muchos no quieren oír no la convierte en una delincuente, sino en una disidente.”

Olímpica la manera en que este medio “independiente” desconoce las implicaciones penales que tiene ser un colaborador de un grupo terrorista. Peor aún. En este mismo artículo reconocen y citan un e-mail del PC de alias ‘Raúl Reyes’, y donde Piedad Córdoba les aconseja textualmente a los comandantes de las Farc no liberar a Ingrid Betancourt, porque es el secuestrado más valioso que tienen, en otras palabras. Y además desconoce públicamente la legitimidad del estado y sus instituciones, sugiere a otros países que corten lazos diplomáticos con Colombia, hace acusaciones infundadas que tienen graves implicaciones penales, y finalmente hace apología del delito, cuando la violencia proviene de la izquierda recalcitrante del país. Aún así, hay mentes dizque intelectuales que consideran que lo suyo es un acto político legítimo, muy lejos de la "traición a la patria" según ellos. Se trata de algo llamado “disidencia”. Y Gaviria, un consentido de este medio periodístico, ha defendido el supuesto “derecho a disentir” de 'Teodora Bolívar' más de una vez, aún a este grave nivel de injuria, y más allá de que en días recientes supuestamente la haya “regañado”. Vaya concepto de democracia.

La continuidad de la seguridad democrática
Por otro lado, si bien la guerrilla está diezmada, no está acabada, desafortunadamente, como lo advirtiera vehementemente el periodista y columnista político Jaime Restrepo del Sistema Atrabilioso. De ahí que cuando el presidente colombiano señala que hay que reelegir la continuidad de la política de la seguridad democrática, interpreta el sentir de la gran mayoría de los colombianos. Otra cosa muy distinta es, por supuesto, su segunda reelección, que no es conveniente ni a la legitimidad de las instituciones en cuanto a la forma en que estas se constituyen, ni a él mismo, como político. Sería preferible que se volviera a presentar como candidato presidencial en el 2014, para lo cual estaría plenamente habilitado. Pero...

Por supuesto, la gran incógnita que se viene manejando desde inicios del gobierno de Uribe es, ¿quién sería la persona llamada a sucederlo? Porque uno de los más opcionados, como lo era el ex senador Germán Vargas Lleras, ya sacó a flote su debilidad de carácter, oportunismo sin escrúpulos, y falta de firmeza al no colaborar efectivamente en la aprobación de la reforma política. Se fue dizque de vacaciones, y luego dijo que renunciaba a su cargo -justo ahora- para facilitarle el trabajo a su reemplazo temporal, ya que dicho reemplazo estaría así legalmente habilitado para aprobar la reforma, no existiendo ya un supuesto régimen de inhabilidades para votar, de acuerdo al reglamento del congreso.

Pero hay que decirlo, un “verdadero varón” da la cara y no hace mandados, sino que él mismo mete las “manos en la masa”. No así Vargas, más interesado en anticiparse a las posibles consecuencias de la renuencia de Uribe a ser candidato una vez más, por lo que lo que quiere es abonar el terreno para ser él ese “elegido” y “sucesor” de Uribe. Pero, ¿con qué credibilidad? Porque dice la sabiduría popular, que cuando un barco se hunde, el capitán es el último en abandonar su nave. No así en este caso, donde uno de los potenciales sucesores más apreciados por muchos colombianos, incluyéndome, se tiró cobardemente por la borda de la nave y dejó su partido político a su suerte, y con varios de sus integrantes vinculados al escándalo de la parapolítica.

El naufragio de este partido político liderado y fundado por Vargas, y llamado Cambio Radical, es inminente. Mientras tanto los demás congresistas se declaran “inhabilitados” para votar la reforma, por diversas razones. De esta manera se hunde la iniciativa por razones de forma, más que de fondo, aparentemente, pero Vargas salva su responsabilidad moral y ética olímpicamente -según él-, pues dirá que el “quiso facilitar las cosas”, cuando en realidad estaba evitando liderar una reforma, que si bien puede ser que no convenga a los intereses del gobierno, ni a quienes lo apoyamos de una u otra forma, era necesaria para darle más transparencia al mismo.

Entonces dicen “los que saben”, que Vargas es una especie de "maestro del ajedrez político", porque o bien espera ser declarado por Uribe como su sucesor, o bien, al ver truncadas sus aspiraciones políticas, podría fusionarse de nuevo con el liberalismo oficialista, y por extensión con la izquierda, pues ya ambos partidos han anunciado públicamente que se unirán de una manera u otra para llegar al poder, y cómo lo harán, según se presente o no Uribe para una segunda reelección. Uribe ha sido un gran estratega político en líneas generales, y a pesar de todo lo anterior, pero una de las debilidades de su estrategia siempre fue tratar de sellar alianzas con “Raimundo y todo el mundo”, lo que a la poste conlleva a este tipo de desenlaces. En esa medida le cabe algo de responsabilidad en la inducción de esta "hecatombe".

¿La elección del mal menor?
Pero así como hay aliados débiles, hay algunos fuertes. Sin duda alguna hay que mirar hacía la familia Santos y compañía, que ya ocupan los cargos de vicepresidente, ministerios de defensa y medio ambiente, etc, y posiblemente también hay que mirar hacía el Partido Conservador Colombiano. Pues es perfectamente plausible, que los conservadores sean la fórmula vicepresidencial del próximo presidente, bien sea éste de apellido Uribe o no. Pero tendrán que llegar a algún tipo de acuerdo burocrático con el Partido de la U. Y a la hora de repartir puestos, en el partido que sea, el apetito suele ser voraz. El caso es que por ahora la segunda reelección de Uribe sigue siendo una especulación, mientras no anuncien lo contrario.

Lo malo es que las huestes uribistas “más leales” –o “menos desleales”, según como se mire- no gozan del apoyo y aceptación popular del que goza Uribe. Claro, en realidad ninguno de los anteriores lo hace, ni siquiera Vargas, ni mucho menos el ex presidente César Gaviria Trujillo, un probable candidato opositor en caso de que Uribe se lance una vez más. Sería una cuestión de que Uribe se defina y de el “guiño” a los probables elegidos, pero ello no ocurrirá sin divisiones y nuevas disidencias, como la posible salida del “círculo de confianza” del gobierno por parte de Vargas Lleras, por ejemplo.

Pero todo este extenso tratado aquí ilustrado, no viene al caso cuando deducimos dos verdades vitales para nuestra magullada democracia: La primera, es que sin duda alguna debe asegurarse la continuidad de la política de seguridad democrática. Si la única alternativa para que esto suceda, es reelegir a Uribe, tocará reeligirlo, aunque ello será dañino para las instituciones democráticas a largo plazo. La segunda, es la razón fundamental por la que una segunda reelección es inconveniente en primer lugar: porque así como gozamos hoy de un primer mandatario que más o menos interpreta las necesidades más apremiantes de la patria, asimismo el día de mañana podría estar en el poder algún líder demagógico, por el estilo de Gaviria, Pastrana o Samper.

Y qué desastre hubieran sido, o serían, hasta 12 años de desgobierno de uno de estos mediocres políticos, y que ya demostraron su estruendoso fracaso como líderes de la nación. César Gaviria Trujillo, tan débil como fue con el narcotráfico y la delincuencia común, por ejemplo; Andrés Pastrana Arango con sus nefastas “zonas de distensión” multiplicadas por tres –quizás más-, o el sinvergüenza del Ernesto Samper Pizano declarando que no se hace responsable por los desastres morales y materiales de su gobierno, porque “ocurrieron a sus espaldas”. Y peor aún, ténganse duro, la ahí si hecatombe de un gobierno de izquierda putrefacta aliada con los chavistas, esos mismos que claman que la guerrilla es un actor político legítimo, que la Guajira es de Venezuela, y San Andrés de Nicaragua, que alias ‘Tirofijo’ fue un líder revolucionario benévolo, que la Interpol está al servicio del "Imperio", que el Irán es un modelo de nación a seguir..., mejor dicho, si César Gaviria dijo el día de su posesión como presidente que dizque "Bienvenidos al futuro", seguramente sus amigos polistas dirían "Bienvenidos al Socialismo del Siglo XXI".

Dios salve la patria.


ACTUALIZACIÓN (11/6/2008): Los siguientes artículos recomendados no necesariamente reafirman o contradicen los argumentos planteados en este post, pero aportan más elementos de juicio a esta complicada coyuntura política:

REVISTA SEMANA (9/6/2008): '¿Por qué a Uribe no le conviene anunciar aún si se lanzará una tercera vez?'.

EL COLOMBIANO (11/6/2008): 'Oposición se organiza para frenar reelección'.

REVISTA SEMANA (10/6/2008): 'El representante Roy Barreras denunció a Piedad Córdoba tras sus comentarios sobre Tirofijo. - Las opiniones sobre la Senadora están divididas dentro del Partido Liberal. Mientras algunos la rechazan, otros la apoyan. Vea el video'.

EL TIEMPO (10/6/2008): 'Así fue el "velorio" de la reforma política, que no pasó del séptimo debate'.

EL TIEMPO (11/6/2008): 'De candidatos y periodistas' - Rafael Pardo renuncia a su columna en EL TIEMPO para anunciar su candidatura presidencial.

viernes, junio 06, 2008

¿Régimen dietético?

Muchas obras literarias están llenas de metáforas. Metáforas disfrazadas –quizás- con oraciones y expresiones de doble sentido. Un amigo muy cercano de Editor General, y medio fanático junto a él, del grupo de rock-pop argentino Soda Stereo desde los ochentas, siempre insistía en este “doble sentido” de algunas expresiones a la hora de evaluar las letras de este grupo. Y justo por estos días Editor General recordaba aquello cuando apareció por ahí un video ochentero de este grupo, de cuando aún estaban “pelaos”. Se trata de la canción “Dietético”, de 1984.

Veamos parte de la letra: “Dietético, dietético. Somos un conjunto dietético. Giramos una onda dietética. Canciones de amor con sacarina. Con menos de una caloría. (..) Mejoramos un mensaje genético. Sacude tu cuerpo libre, ¡he! Consume que no hay peligro. (..) Buscando el paraíso estético. Nuevas mentes descremadas. Siluetas de gimnasia. Soñando con una cama sintética. Te quiero pero estás tan gorda. Presiento que no sos moderna. (..) ¡El régimen se acabó, se acabó!”

En una primera instancia, estas letras son una clara parodia de la cultura “moderna”, llamada también la cultura “light” precisamente, por el supuesto afán de sus protagonistas por parecer muy por encima del ser. Una ponderación de lo estético por encima de los contenidos reales, si se quiere. Por eso este término resulta ser una calificativo muy despectivo a la hora de criticar los supuestos argumentos que sustentan una idea cualquiera. Pero es también un término peyorativo muy relativo, pues su opuesto, como podría ser “heavy” (pesado) o “demasiado denso”, también es una forma frecuente de criticar una idea o los contenidos de alguna obra artística, científica, filosófica, etc, y por qué no, política, por su carácter contrario.

El cuento es que tras una complicada sucesión de regímenes militaristas, y tras una andanada de abusos de los derechos humanos y la famosa Guerra de las Malvinas, las juntas militares como forma de gobierno directo o indirecto se tornaron insostenibles, y por eso asume la presidencia de Argentina el abogado y político Raúl Ricardo Alfonsín, en diciembre 10 de 1983, y rompiendo así con una hegemonía militar en los gobiernos desde principios del siglo XX. Y es en 1984 precisamente, que sale la canción en cuestión, y cuya última frase dice alegremente: “¡El régimen se acabó!”. En teoría, las “nuevas mentes descremadas”, y la tal “onda dietética”, harían alusión no sólo al supuesto fin de una dieta per se, sino de una dictadura.

Ahora, en nuestro tiempo, y más allá de que esta canción tuviese o no un doble sentido -y de cual sea la posición política real de este legendario y amado grupo de rock argentino-, hay quienes piensan que el actual gobierno de los Kirchner, primero Néstor, y ahora su secuela en el gobierno de su esposa Cristina, son eso precisamente: otro régimen "light". De hecho Néstor Kirchner hizo un llamado de “auxilio” al peronismo, a propósito de la reciente huelga de agricultores. Es decir, acude a las "bases partidistas" de los seguidores de la filosofía política de Juan Domingo Perón y sus dos últimas esposas –tuvo tres-, la famosa activista política y cantante Evita, y luego Isabelita. Isabelita no era sólo la esposa de Perón, sino la vicepresidenta. Al morir Perón, ella asume la presidencia.

Es difícil decir si la era del peronismo fue tan benigna o no lo fue para la nación austral, y eso mejor que lo decidan los argentinos. Por ahora es claro que la actual pareja presidencial, de supuesto corte socialista, ha hecho hasta lo imposible por parecerse a este mito de los Perón, aunque no sabemos si Cristina se siente más como una “Evita” o una “Isabelita”, pero el hecho de que sea ella ahora la cabeza visible del “nuevo régimen” hace prever lo segundo. Al mismo tiempo los Kirchner hacen lo imposible por no “parecerse” a esos regímenes de hasta finales de 1983, y de quienes se declaran opositores y víctimas. Pero una cosa es que se esfuercen por “parecer”, y otra muy distinta es que se esfuercen por “ser”, lo que dicen ser, y otra cosa es que efectivamente lo sean. ¿Otro régimen dietético?


ACTUALIZACIÓN (13/6/2008): Parece que lo de la "dieta forzada" causada por el "desgobierno" de los Kirchner va muy en serio, literalmente hablando.

ASSOCIATED PRESS (Buenos Aires) (13/6/2008): 'La huelga de transportistas de carga que reclaman el fin del prolongado conflicto entre el gobierno y los agricultores comenzó a mostrar sus efectos: faltan carnes, aceites, harinas y verduras en los supermercados y escasea el combustible'.

INFORME URUGUAY (13/6/2008): 'Con injusticia no se combate el hambre - La pregunta que nos hacemos, pensando en el bien común, y que parece que el gobierno no evalúa, es por qué Uruguay, Brasil, Chile, por mencionar aquellos países más cercanos, no solo no cobran retenciones a sus productores, sino que por el contrario, rebajan muchos impuestos para atraer inversores ¿son acaso sociedades injustas? ¿Por qué en esos países las inversiones crecen a diario y en Argentina, por el contrario, vemos fugar los capitales propios?'